Deforestacion de Amazonía agrava la crisis energética

En Brasil agua y electricidad van unidos, así que dos años de lluvias escasas dejaron a decenas de millones de personas al borde del racionamiento hídrico y energético, fortaleciendo los argumentos contra la deforestación de la Amazonia.

Dos tercios de la energía eléctrica brasileña provienen de ríos represados, cuyos flujos bajaron a niveles alarmantes. La crisis reactivó preocupaciones sobre el cambio climático, la necesidad de reforestar las riberas fluviales y nuevas tesis sobre el sistema eléctrico.

“Hay que diversificar las fuentes y reducir la dependencia de centrales hidroeléctricas y termoeléctricas movidas por combustibles fósiles, para enfrentar eventos extremos del clima cada día más frecuentes”, sostuvo a Tierramérica el vicepresidente del no gubernamental Instituto Vitae Civilis, Delcio Rodrigues.

La fuente hidráulica aportaba casi 90 por ciento de la generación eléctrica hasta el “apagón” de 2001, que forzó un racionamiento durante ocho meses. Desde entonces avanzó la termoelectricidad, más cara y contaminante, para compensar inestabilidades hídricas.

Actualmente, las centrales térmicas, operadas mayoritariamente con petróleo, alcanzan 28 por ciento de la capacidad nacional de generación, contra 66,3 por ciento de las hidroeléctricas. Las demás fuentes siguen marginales.

Partidarios de la energía hidráulica abogan por un retorno a los grandes embalses, con capacidad para resistir sequías prolongadas. La inseguridad de suministro se debe, argumentan, a las centrales de pasada, con breve capacidad de retención de agua, impuestas por razones ambientales.

Pero “el mayor reservorio de agua es el bosque”, contrapone Rodrigues, para explicar que sin la deforestación, que afecta a todas las cuencas, habría más agua retenida en el suelo sosteniendo la corriente fluvial.

“Los bosques constituyen fuente, medio y fin del flujo, porque producen la humedad atmosférica continental, la infiltración de las lluvias en el suelo acumulando agua y la protección de los embalses”, amplió Antonio Donato Nobre,

“La Amazonia ya tiene 47 por ciento de su bosque impactado, sumando la tala total que alcanza casi 20 por ciento y la degradación”, destacó Nobre, del Instituto de Investigación de la Amazonia y de su similar de Estudios Espaciales. Eso favorece los incendios. “Antes no penetraban en áreas húmedas de bosques aún verdes, ahora sí lo hacen, avanzan bosque adentro, quemando inmensas extensiones”, ejemplificó en diálogo con Tierramérica.

“Los...

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