Decisiones acertadas

Por Ben Schneider. Presidente de Indra en el Perú y director del MBA de la U. del PacíficoUna persona en promedio pronuncia unas 16.000 palabras por día. Imagine cuántas más pasan por nuestra mente que no expresamos. Muchas de ellas son evaluaciones o juicios mezclados con emociones. Algunas son positivas y placenteras, otras negativas, cargadas de temores. La teoría del ?management? sostiene que en la oficina no hay que expresar debilidades, más bien proyectar confianza y descartar cualquier manifestación de negativismo.Sin embargo, todo ser humano tiene un torrente de sentimientos que incluye el ser crítico con uno mismo y con terceros, el tener dudas y temores es natural. La mente ha sido diseñada justamente para anticipar y resolver problemas y evitar caídas dolorosas. Susan David y Christina Congleton, consultoras en estrategia del comportamiento, dan cuenta en el ?Harvard Business Review? de sus investigaciones y concluyen que los fracasos no se producen porque ejecutivos en puestos de liderazgo expresen sentimientos negativos, sino por aferrarse a ideas y sentimientos basados en su experiencia pasada. Ahora bien, altos ejecutivos son pagados justamente para tomar decisiones difíciles, y son juzgados por la calidad de estas. Claramente cometerán errores, pero lo importante es que el balance sea positivo.Es imposible eliminar el riesgo a la hora de tomar decisiones estratégicas, pero sí es posible mejorar las chances de acertar, si uno aprende a categorizar el tipo de decisión a tomar.Hay dos factores que condicionan las decisiones: el control y la performance. El primero mide cuánto uno puede influenciar el resultado de la decisión a tomar. Estamos ante una decisión concluyente o se...

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