Al día siguiente del fallo

Por Fernando Rospigliosi. Analista PolíticoEl fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya probablemente cambiará muy poco la situación política peruana, luego de los primeros momentos de euforia o depresión, según cual sea el veredicto.Aunque los medios de comunicación están inundados de información y comentarios sobre el tema, repetitivos hasta el cansancio, por lo menos hasta hace una semana la atención de la población no estaba particularmente centrada en el asunto. La encuesta de Ipsos, publicada en El Comercio el domingo pasado, revela que el 65% de la población urbana está informada de la demanda peruana. Presumiblemente la proporción es mucho menor en la cuarta parte de peruanos que vive en áreas rurales. Es decir, en todo el país, menos del 60% estaba enterado del tema.Así, el interés de la población es relativo a pesar de la mucha importancia que han dado al diferendo marítimo los medios y los políticos de todas las tendencias, situación que se remonta por lo menos a diciembre del 2012, cuando se presentaron los alegatos en La Haya.Hay varios factores que pueden explicar eso. El primero, que la vida de las personas no cambiará en nada después del fallo. Por supuesto, la importancia simbólica sí es muy alta. Si la sentencia es favorable al Perú, la sensación sería que hemos recuperado aunque sea una pequeña parte de lo que nos fue arrebatado por la fuerza en la guerra de 1879.Eso podría atenuar los sentimientos antichilenos que mantiene una parte de la población y ayudaría a mejorar las relaciones con los vecinos del sur.Naturalmente, si ese fuera el caso, mucho dependerá de cómo se comporte el Gobierno Chileno. Si dan largas al asunto ?se descarta que no acaten el fallo? y ponen obstáculos a su aplicación, dificultarían inútilmente las buenas relaciones existentes porque finalmente tendrían que cumplir lo que determine la Corte Internacional de Justicia (CIJ), pero en el camino enturbiarían las relaciones.En el Perú, nadie quiere que las relaciones empeoren, ni el gobierno, ni los políticos, ni los empresarios, ni los militares. Actualmente no existe ningún líder importante que trate de obtener réditos con el antichilenismo. Ese papel lo jugó Ollanta Humala entre el 2005 y el 2011, pero una vez en...

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