Un día como hoy, hace ya 40 años...

Por Jorge Barraza. ColumnistaUn día como hoy, hace ya 40 años, nacía un cronista deportivo. Se dice que este día, a esta hora, en algún lugar del mundo está naciendo un crack, una futura estrella del fútbol; también está viendo la luz un periodista del mañana. El hombre de prensa tiene la loable misión de mantener informado al público las 24 horas. No es poco, atiende la más acuciante necesidad humana después del hambre: la curiosidad, según sentencia del genial Vicente Blasco Ibáñez. Un día como hoy, hace justo 40 años, de una casa blanca de un barrio humilde partió un chico hacia su destino: iba a hacer su primera crónica oficial. La noche en vela producto de la emoción, el cuerpo tieso a causa del nerviosismo, la ansiedad martillándole a cada momento, tomó desde muy temprano las últimas providencias y marchó en comisión.La libreta de apuntes nueva, escogida cuidadosamente en la librería, en un bolsillo; tres lapiceras en el otro; la ropa impecable, porque la buena imagen de un hombre de prensa representa mucho; la credencial, celosamente guardada.El novato tomó el bus contando calle por calle hasta llegar una hora después. Había sido destinado a cubrir la información de Victoriano Arenas versus Juventud Unida, partido de fútbol de Primera D, para el popular diario ?Crónica?, que en ese 1973 tiraba 750.000 ejemplares por día entre sus tres ediciones, matutina, vespertina y sexta.Llegó tres horas antes, presentó orgulloso el carnet, tomó las alineaciones, conversó con los directivos locales sobre la actualidad y los planes futuros del club (siempre es bueno como nota adicional), inquirió sobre los mejores jugadores, etcétera. Para tener por si le pedían material en el diario y para disimular su completa inexperiencia.Hasta que por fin vino el partido, anhelado, soñado casi. Victoriano, nombre de cuchillero de arrabal, con su camiseta celeste y blanca como la de Argentina, se impuso claramente por 4 a 1 a los rojiblancos de Juventud. El novel escriba llenó la libreta de apuntes e incidencias. Sobrados méritos había: un partidazo. Tenía como para hacer dos páginas.Como le habían indicado, inmediatamente después de finalizado el encuentro llamaría por teléfono al periódico para anticipar el resultado. No bien dio el árbitro los tres pitazos salió disparado, corrió diez cuadras hasta la primera cabina telefónica; los celulares aún no estaban en la imaginación de nadie y había pocos teléfonos públicos. Discó nerviosamente el número (361 1001...

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