Una cura para los que sufren del síndrome de Lehman europeo

Por Martin Sandbu. Columnista de economía

La manera en que los desbalances de la Eurozona se están desenrollando está envenenando la poca solidaridad que alguna vez tuvo la unión monetaria. Pero lo que no se aprecia suficientemente es que estos desbalances han sido dirigidos por inversionistas privados. Cuando el dinero fluía desde, digamos, Alemania a España o a Irlanda, lo hacía entre los que dirigían los ahorros alemanes ?bancos, compañías de seguros, fondos de pensiones? y los bancos irlandeses y españoles.

En la actualidad, la crisis de la deuda proviene también de decisiones de inversión privada que pueden tener un sentido individual pero que colectivamente son irracionales. Los políticos son incapaces de solucionarla porque han sucumbido a la misma irracionalidad.

Durante la primera década del euro estos inversionistas privados canalizaban enormes flujos desde el núcleo más rico, más antiguo y de mayores ahorros hacia la periferia más pobre y más joven que pacería ofrecer mejores oportunidades de inversión. En la práctica, solamente ofrecía prestatarios más hambrientos.

Ahora los inversionistas están tratando de revertir estos flujos. La sequía crediticia en la periferia; los rendimientos anormalmente altos en algunos países y anormalmente bajos en otros; la renacionalización del sistema bancario europeo, todos son síntomas de un excesivo número de países acreedores que están tratando de repatriar las demandas que han acumulado sobre los países deudores. Pero esto es imposible. Incluso si la participación de cualquier inversionista individual ?por ejemplo, de bonos del Estado griegos o de deudas bancarias españolas? sea en líquido (es decir, que puedan cambiarse por su valor en efectivo) esto no ocurre en la realidad para la clase de inversionistas en general. Esto es una característica generalizada de los mercados financieros, no solo de las inversiones transfronterizas. Dentro de una única y cerrada economía, los depositarios bancarios pueden individualmente retirar su dinero cuando lo deseen. Pero si todos los ahorristas trataran de vaciar sus cuentas bancarias al mismo tiempo, descubrirían ?como en la agradable película de Frank Capra ?Qué Bello es Vivir?? que sus fondos ?líquidos? están unidos con cemento en casas construidas con hipotecas financiadas por sus depósitos.

Y es igual en la Eurozona. Alemanes, franceses y otros ahorristas pueden tener cuentas bancarias, pensiones y pólizas de seguros. La realidad económica es que...

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