La vesícula de Ollanta

Por Martha Meier Miró Quesada. Editora centralEn el 2006 el hoy presidente Ollanta Humala dejó enterrada su vesícula en Cuba. No está claro si también dejó enterrados su amor y su corazón, como cantaba la gran Celia Cruz por motivos exactamente opuestos a los que podría tener el presidente. En Humala el amor sería por los tiranos Castro y el corazón, el rojo comunista que oculta ¿por ahora?A poco de su derrota en la segunda vuelta frente a Alan García, Humala viajó a Cuba para que le extirparan la vesícula. Eso dijo, aunque la cancillería cubana y el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) no tenían información del tema, tampoco su escudero Carlos Tapia.Desde su operación ha visitado varias veces la isla: en mayo del 2010 en viaje privado (entrevistándose con el vicepresidente Machado Ventura); en julio del 2011, como presidente electo; y en enero del 2013 en visita oficial, interesándose por la salud del agónico Hugo Chávez, y para firmar un convenio de cooperación técnica en educación, salud, cultura, deporte, ciencia y tecnología, y gestión de riesgos de desastres.¿Qué puede aportarnos una isla quebrada, violadora de derechos humanos, monopolizadora de todos los medios y vías de información, donde la innovación y la competitividad no existen?En enero pasado, Humala volvió a su isla querida para la cumbre de Celac, esperpento continental impulsado por el finado Chávez. Pero? volvamos a la vesícula presidencial.Nunca se supo el nombre de la clínica donde fue atendido por ?invitación? de la embajada cubana en Lima. Álvaro Gutiérrez, entonces congresista electo de Unión por el Perú (UPP) ?partido del embajador Pérez de Cuéllar con el que postuló Humala?, dijo: ?El comandante ya ha sido operado...

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