Cuidado con el triunfalismo

AutorPaul Krugman

Las noticias sobre la economía estadounidense han estado bastante positivas últimamente. Nuestro mercado laboral se ha recuperado por completo del covid y la inflación está reduciéndose más rápido que en las demás grandes economías avanzadas. Al mismo tiempo, parece que las dificultades económicas abundan en el exterior, notoriamente en China, donde el final de la política de "cero covid" no ha generado el esperado resurgimiento económico.

Quizás, inevitablemente, he percibido un cambio en cómo Estados Unidos se ve a sí mismo. El triunfalismo estadounidense-¡somos el No. 11 ha regresado. Pero debemos controlar el entusiasmo, pues nuestra posición en el mundo nunca es tan buena ni tan mala como se piensa. Además, el lado negativo de sacarpecho es que podríamos no ser capaces de aprender de lo que otros países hacen mejor.

Hevisto múltiples altibajos en este frente. Amediados de los 80, fue la fase del "Amanecer en Estados Unidos", seguida del depresivo ánimo de inicios de los 90: "La Guerra Fría terminó y Japón ganó". A fines de los 90, hubo un triunfalismo asociado a la temporal toma de la delantera en Internet, que disminuyó a medida que otros países también entraron online, lideramos el camino hacia la crisis financiera globaly China emergió como un poderoso rival económico.

La jactancia de hoy pone especial énfasis en despreciar el desempeño económico de Europa. Por ejemplo, hay medios que deberían pensarlo mejor cuando afirman algo como esto: "La economía del país casi duplica la de la eurozona. El 2008 tenían tamaño similar", que apareció en una tabla en The Wall Street Journal. Es una aseveración muy engañosa.

Es cierto que en el 2008, el valor en dólares de nuestro PBI solo era 4% superior al de la eurozona, mientras que el 2022 fue 22% más alto. Pero la mayor parte de esa brecha refleja el declinante valor del euro con relación al dólar en los mercados de divisas, y no verda- deras diferencias en crecimiento económico. Cualquier economista especializado puede explicar que una moneda fuerte no es lo mismo que una economía fuerte.

Medida mediante la paridad del poder adquisitivo, es decir, ajustada por diferencias en el costo de vida, la economía estadounidense era 15% superior que la economía de la eurozona el 2008 y ahora es 31% mayor. Es una diferencia significativa, pero no es el enorme abismo que la medición en dólares podría indicar. Y casi la mitad de esa brecha simplemente refleja la realidad demográfica. Por cierto, ese es un...

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