Cuentos de la cripta

Por marioGhibellini

El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.A propósito de las últimas elecciones, la semana pasada comentábamos aquí lo irrisorias que lucían las grandes celebraciones en las que algunos partidos se habían embarcado tras sus pequeños resultados. Como sostuvimos entonces, un ?triunfo? logrado con un respaldo que no llega ni al 11% de los votos válidos (es decir, descontados ya los blancos y viciados) y en un proceso en el que el 25% de los electores hábiles no acudió a las urnas a duras penas merece ese nombre. Las organizaciones políticas que pasaron la valla constituyen, en realidad, una tribu pigmea en la que sutiles diferencias de talla sirven en estos días de pretexto para arrochar al prójimo insinuando que es medio chato y al mismo tiempo hacerse pasar por un ?watusi?.Pero si esa es la situación de los partidos que alcanzaron representación en el futuro Congreso, ¿qué decir de los que no pasaron la valla? La verdad es que los discursos de vapuleo y escarnio al respecto han menudeado desde el 26 de enero, pero resumirlos no es difícil porque, en general, los tópicos más socorridos han sido dos:1- La ciudadanía ha castigado a esos partidos por sus infamias en el Parlamento anterior.2- Esos partidos han sido sepultados políticamente.Y cada uno de ellos ha tenido destacados exponentes.?De vuelta a las catacumbas?Un buen ejemplo del primero de esos argumentos fue el que ofreció Verónika Mendoza al día siguiente de los comicios (y mientras las proyecciones le permitían todavía esperar con optimismo los resultados de Juntos por el Perú, la coalición de la que formaba parte Nuevo Perú). ?El pueblo peruano ha sancionado duramente a los que usaron el Congreso pasado para blindarse y boicotear la lucha contra la corrupción?, dijo ella a la prensa. Una apreciación con la que solo podemos coincidir.En lo que concierne a la segunda idea ?la de la sepultura política? la mejor expresión la aportó probablemente una ilustración de ?Carlín?. En la Carlincatura que publicó el 28 de enero en ?La República?, efectivamente, el artista presentó una sucesión de lápidas en las que los nombres y los símbolos del Partido Popular Cristiano, Contigo, el Partido Aprista Peruano y Solidaridad Nacional iban acompañados del habitual Q.E.P.D que se coloca en ellas.Se trataba, sin duda, de...

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