La cuarta hélice y la financiación de la innovación.

AutorSierra, Jaime
  1. Introduction

    El eje de este artículo será el discutido, pero no agotado, tema de la relation Universidad-Empresa-Estado-Sociedad Civil (U-E-E-SC) y su núcleo será la participatión directa de la llamada sociedad civil (la "cuarta hélice") en el fenómeno de la innovatión a través de su financiación. Muchos seguramente encontrarán el tema incluso osado, dados los problemas que entrana el abordaje de la financiación de la innovatión (Hall y Lerner, 2010; Sierra, 2014); pero antes de abordar esa discusión, permítaseme introducir los antecedentes de una historia compleja en los términos más sencillos posibles; estos antecedentes servirán de marco conceptual para la reflexión central.

  2. Sistemas de innovación y hélices: aproximaciones divergentes

    La metáfora de la triple hélice (TH) de Leydesdorff y Etzkowitz ha generado un río caudaloso de literatura sobre el papel, las relaciones y las interacciones que existen o que deberían existir entre la universidad, la industria y el gobierno (el Estado, dicen algunos) como generador o dinamizador de la innovación, vista esta como producto de una iniciativa "sistémica".

    Pero es igualmente interesante entender cómo, desde que los dos autores empezaron a colaborar en los noventa también empezaron a divergir. De hecho, Leydesdorff (2012) recuenta la historia de la TH > (Etzkowitz, 2008; Mirowski y Sent, 2007).

    Sin embargo, agrega Leydesdorff

    Mientras que las instituciones y los acuerdos interinstitucionales pueden ser estimulados por los gobiernos locales o nacionales, los mercados y las ciencias operan a nivel global. Desde esta perspectiva neoevolucionista, la función de la agencia institucional implica, por ende, casos distribuidos. Las distribuciones de ocurrencias observables pueden probarse estadísticamente por su importancia contra las expectativas >>[1].

    En efecto, también recientemente, Etzkowitz ha centrado sus esfuerzos en integrar conceptualmente la TH con los sistemas de innovación (SI). Para tal efecto, Ranga y Etzkowitz (2013) definen el sistema de la TH como un conjunto de componentes (y límites) representados por las esferas institucionales de la Universidad, la Industria y el Gobierno, cada uno con sus propios actores individuales e institucionales (innovadores individuales e institucionales; innovadores de I + D y de no I + D), uniesfera y multiesfera (híbridos); un conjunto de relaciones (de mercado y fuera del mercado) entre los componentes del sistema donde la incorporation en redes (networking) es esencial, junto con la colaboración, la moderation de conflictos, el liderazgo colaborativo y la sustitución; finalmente, contemplan un conjunto de funciones del sistema (generar, difundir y utilizar conocimiento e innovación, más que solo tecnología) que involucra las competencias de los SI (de selección, organizacionales, técnicas y de aprendizaje) y unos aspectos del emprendimiento (entrepreneurial), sociales (societal), culturales y de políticas (policy) que ocupan los espacios de la TH: conocimiento, innovación y consenso.

    Leydesdorff (2012), por su lado, marca el énfasis en cómo las subdinámicas basadas en el conocimiento de los sistemas sociales disuelven y reconstruyen la "sistematicidad" (systemness) al reestructurar los recursos en objetos epistémicos y, por ende, cambiar las expectativas de los stakeholders sobre las relaciones posibles y deseables. Así pues, donde hay sistemas/"sistematicidad", se asume que estos están en transition, especialmente en aquellas sociedades/economías basadas en conocimiento.

    Luego, afirma Leydesdorff, los sistemas no existen como los estados nacionales y sus gobiernos. Y, además, la construction de ventajas específicas (por ende, la conservatión de la riqueza generada por tales ventajas) es un objetivo de política más relevante que la sostenibilidad de un sistema "asumido". Es ahí donde surge >, según dice Leydesdorff (2012). Recordemos, >. De ahí que los resultados de la "agencia" institucional emerjan aquí y allá, es decir, sean casos distribuidos.

    El punto queda claramente ilustrado cuando se observa el modelo del hiperciclo de 1984 y se compara con los sucesivos (2000). En el primer caso, > (Leydesdorff, 2012). La ausencia de traslape y la caracterización del mismo como positivo o negativo >.

    Así pues, la TH implica tres subdinámicas sin que ello involucre algún tipo de coordinación que haga converger las tres hélices en una zona de traslape central, como lo quisiese Etzkowitz; en cambio, sugiere Leydesdorff, la coevolución de estos mecanismos asimétricos de selección puede crear trayectorias gracias a la selección mutua. El hiperciclo, sin embargo, opera en un nivel de régimen diferente (next order regime level) que es global respecto a las subdinámicas, por lo que >.

    En lo referente a la sociedad, las subdinámicas de intercambio y comunicación se estructuran alrededor de expectativas mutuas que limitan el alcance de la dinámica; esta estructuración de expectativas es radicalmente distinta de las perspectivas generadas dentro de la configuratión de varias hélices que interactúan en aislamiento. Leydesdorff hace énfasis en que >. Por último, es necesario destacar la afirmación de Leydesdorff en el sentido de que > (Leydesdorff, 2012, p. 29).

    Por último, Leydesdorff y Etzkowitz han argumentado, en respuesta a la discusión sobre la introductión de la "sociedad civil" en el modelo como la cuarta hélice, que > (Leydesdorff, 2012, pp. 30-31).

    Estos "horizontes de significado" a la Husserl, dice Leydesdorff, pueden elaborarse sociológicamente en términos del concepto de "medios de comunicación simbólicamente generalizados" de Parsons y Luhmann. A manera de ilustración, el dinero es un ejemplo de un medio de comunicación simbólicamente generalizado, pues nos permite pagar sin tener que negociar el precio de un bien (por lo menos allí donde no subsisten las prácticas de regateo (bargaining) que parecen ser culturalmente específicas en distintos momentos históricos). Así pues, según Leydesdorff, el poder, la verdad, la confianza y el afecto son otros ejemplos de estos medios que poseen unas funcionalidades en la comunicación social desde una perspectiva históorica. A partir de ahí, es posible entender las interacciones humanas con base en los códigos de comunicación que han emergido en nuestro complejo sistema social y su papel en determinados ambientes institucionales...

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