Un crudo error

En las últimas semanas Petro-Perú anunció que estaba contemplando invertir en explotación petrolera en Venezuela y Ecuador. Esto es coherente con la intención de su presidente de hacer crecer la empresa.

Lo que se está buscando es agrandar una mala idea. Una mala idea, porque supone desviar los esfuerzos del Estado a fin de ponerlo a hacer algo para lo que no nació y que está condenado estructuralmente a hacer mal.

Tiene gracia que un Estado que provee de salud, educación, justicia y seguridad de la calidad que el nuestro brinda, tenga cara para anunciar que quiere explotar pozos petroleros y regentar grifos. Especialmente cuando la Constitución le prohíbe toda actividad empresarial que no sea subsidiaria, lo que convierte a toda Petro-Perú, aun antes de sus nuevos planes y desde hace 18 años, en una inconstitucionalidad nuestra de todos los días.

El Estado está estructuralmente condenado a ser un mal empresario, porque le falta precisamente aquello que, como dice el refrán, engorda al caballo: el ojo (y el riesgo y la tensión) del dueño. Lo hemos dicho antes ya. Nadie en particular tiene incentivos para entregarlo todo por una empresa estatal porque nadie en particular se juega su capital en ella (sino ?todos?) y porque siempre se sabe que, en caso de pérdidas, está atrás el dinero público (que en realidad es dinero del público) para cubrirlas. Al fin y al cabo, ¿quién se atreve a ponerle un precio máximo a la razón ??el interés nacional?? por la que el Estado inicia estas empresas? Por eso, en Sedapal no tuvieron mayor empacho en incurrir en una deuda de S/.3.000 millones hasta el 2006, porque sabían que sucedería lo que sucedió: los contribuyentes tapamos el hueco.

Para lo que más bien sí existen abundantes incentivos en las empresas públicas es para usarlas con fines políticos, o para algunos otros más profanos. El interés principal del Gobierno no es tener utilidades, sino mantenerse en el poder y, muy a menudo, disfrutarlo también. Basta con mirar cómo la misma Petro-Perú fue usada por tanto tiempo para emplear copartidarios e incluso, según todo hizo parecer, para cosas como remodelar Palacio o pagar los salarios del equipo de la primera dama. Y eso, para no hablar de corrupción directa. Por ejemplo, la forma como los ?petroaudios...

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