Crisis Focalizada

Hace menos de un mes, el presidente Biden Prometió un "verano (boreal) de júbilo", un retorno a la normalidad gracias al rápido avance de la vacunación. Pero desde entonces, el proceso se ha estancado. Estados Unidos, que se había adelantado a muchos países desarrollados, se ha rezagado. Y la variante delta ha ocasionado un aumento de contagios que recuerda las repetidas olas pasadas, aunque no se trata de una reedición del año pasado.

Como puntualizó el médico y catedrático Aaron Carroll en The New York Times, el covid-19 ahora es una crisis para los no vacunados.

Aunque los riesgos no son cero para los vacunados, son muchísimo menores que para los otros. Lo que Carroll no señaló pero que también es cierto, es que en gran medida es una crisis para los estados republicanos, y es importante subrayarlo para entender el problema y recordar las raíces políticas del mal manejo de la pandemia.

No estoy diciendo que los republicanos son los únicos sin vacunarse. Es cierto que hay marcadas diferencias en actitudes: 47% de republicanos dice que es poco probable que se inocule, frente a solo 6% de demócratas. Y si comparamos condados, hay una fuerte correlación negativa entre los que votaron por Donald Trump y la tasa de vacunación. Dicho esto, tales tasas entre negros e hispanos siguen más bajas que entre blancos no hispanos, lo que indica que aspectos como falta de información y de confianza están obstaculizando el proceso.

Pero más allá de analizar quién está desprotegido, hay algo que pronto podría convertirse en un punto crucial: el peligro del recrudecimiento del covid-19 no depende únicamente del número de casos a nivel nacional sino de cuán concentrados están geográficamente. Para entenderlo, ayudaría recordar el "aplanamiento de la curva" del que se hablaba al inicio de la pandemia, cuando las vacunas eran una posibilidad lejana. Ello hacía parecer probable que una alta porción de la población se contagiaría.

En ese entonces, parecía que la única manera de evitar contagios masivos era la estrategia de Nueva Zelanda: confinamiento severo para reducir casos a niveles muy bajos, seguido de un régimen de testeo-rastreo-aislamiento para contener cualquier brote. Era claro que Estados Unidos carecía de la voluntad política para aplicar tal estrategia.

Pese a ello, había motivos de peso para imponer distanciamiento social y so de mascarilla. Incluso si la mayoría terminaba contagiándose, era importante que no...

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