La crisis de los espías

Por Alonso núñezRecién cuando se produjo otro monumental escándalo por la revelación de ?Correo semanal? y cuando la primera ministra Ana Jara estaba nuevamente al borde de la censura, el gobierno tomó una medida concreta con respecto a la DINI (Dirección Nacional de Inteligencia), al despedir a tres de sus principales directivos. La acción es insuficiente, pues deberían destituir de inmediato por lo menos a otra media docena de mandos comprometidos directamente en las operaciones ilegales que ha venido realizando ese organismo.Antes solo habían hecho promesas que no se cumplieron: cerrar la DINI por seis meses, investigar los actos delictivos, nombrar una comisión de personalidades independientes.La búsqueda de información realizada por la DINI a miles de ciudadanos, denunciada por Américo Zambrano en ?Correo semanal?, confirma, por enésima vez, que esa institución está dedicada fundamentalmente al espionaje de políticos, periodistas, empresarios, funcionarios, etc. y no a los quehaceres que teóricamente debería cumplir.El responsable de eso es el presidente Ollanta Humala, que ha nombrado como jefes a gente de su inmediata confianza ?dos militares compañeros de promoción?, que es quien recibe directamente la información y, por supuesto, quien orienta la búsqueda, es decir, el que determina qué y a quién investigar.Las indagaciones sobre propiedades de miles de personas que no son ni sospechosas ni delincuentes y que no tendrían que estar sujetas a investigaciones de un organismo de inteligencia es lo que se llama ?información básica? y sirve para empezar a buscar pistas sobre el investigado. Después, según el caso, viene el seguimiento o reglaje, interceptación de las comunicaciones, etc.El propósito es encontrar alguna irregularidad que pueda ser usada contra la persona para chantajearla o desacreditarla.Es lo mismo que hacía Vladimiro Montesinos en la década del 90. Hoy sus discípulos militares siguen ese camino, solo que con menos habilidad y en el contexto de una democracia que permite airear públicamente esas transgresiones.Según los registros de la DINI, a mí me empezaron a investigar el 24 de agosto del 2011, apenas instalado Humala en el poder. Siguieron el 9 y 29 de marzo del 2012, etc. y luego a mis familiares más cercanos.Yo me enteré de eso por fuentes confiables y lo denuncié a mediados de mayo del 2013. La reacción del gobierno...

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