La otra crisis

Por Analista político y experto en temas de seguridad*

¿A qué se debe esa creciente sensación de que estamos perdiendo la batalla contra la delincuencia?Remontémonos a diciembre del 2015, cuando una feroz ola de violencia asolaba el Callao y el entonces presidente Ollanta Humala lo declaró en emergencia. Había, además, en muchas regiones una fuerte demanda por sacar a los militares. Tres meses después de iniciado el nuevo gobierno, el estado de emergencia fue levantado en el Callao (en acuerdo con sus autoridades). Y, por casi dos años, la demanda de militares en las calles fue marginal.Para entender por qué ahora retrocedemos al 2015, hay que separar lo que se hizo y dejó de hacer en cada uno de los dos gobiernos, el de Pedro Pablo Kuczynski y el de Martín Vizcarra, con dos visiones muy diferentes de cómo enfrentar el problema.Simplificando, Vizcarra maneja la antigua idea de que la policía tiene la responsabilidad exclusiva de la seguridad y que debe ver qué puede hacer. Con Kuczynski, el concepto era que el delito se debía enfrentar desde múltiples ángulos y la labor de la policía se enmarcaba en una estrategia de seguridad. Para Vizcarra manda el día a día. Con Kuczynski se asumía responsabilidad sobre la base de objetivos de corto, mediano y largo plazo.Las cifras del INEI son elocuentes sobre las diferencias. En julio del 2016, la victimización era 30,7%. En febrero del 2018, esta bajó a 25,6% (es decir, 600.000 afectados menos), y el reto para el 2021 era 19%. Durante el gobierno de Vizcarra se acabó la tendencia de años a la baja y empezó a subir (27,2%, en noviembre pasado). Otras cifras del INEI también dan cuenta del incremento de la delincuencia.¿Culpa de los venezolanos que delinquen? No hay que minimizar su impacto, ya que son avezados y violentos. Pero no es la primera ?contribución? de extranjeros al delito. El préstamo ?gota a gota? (te presto a tasas bárbaras y, si no me pagas, te mutilo o te mato) que asoló al país se logró reducir significativamente, sin aspaviento ni xenofobia.Sin negar el problema, no está en los venezolanos la explicación principal del nuevo deterioro. Las cifras hablan por sí solas. De acuerdo al INPE, a marzo del 2018 había 86.800 internos, de los que 1.625 eran extranjeros (de todas las nacionalidades). En noviembre del 2019, los internos llegaron a 95.765 y todos los extranjeros a 2.152.Además, no solo ha aumentado el delito, sino que los servicios de seguridad...

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