Créeme que lloro, Cristina

Por Damita De Hierro

Cristina Kirchner ?que a nadie engaña con lo de Fernández? tiene dos cosas claras. La primera es que quiere ser conocida como la (nueva) destructora de la economía argentina. La segunda es que se va a mantener joven en el intento (o al menos sin arrugas que prueben lo contrario).

Para lo primero arremete con las clásicas medidas de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas: controlar precios, permitir solo estadísticas ?oficiales?, estatizar un poco por aquí y otro poco por allá. En fin, la sólita historia. Para lo segundo, en cambio, acude a Hollywood: cirugías, extensiones y algo de bótox. No por nada tiene lo mejor de los dos mundos: es la más guapa del Kremlin.

Si algo hay que reconocerle a la Kirchner, además, es que no tiene ninguna vergüenza de sus pecados (porque, no nos engañemos, son pecados). Así...

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