El crecimiento verde es una meta que vale la pena

Por Martin Wolf. Comentarista económicoLa semana pasada, le tocó a Varsovia celebrar otra decepcionante reunión sobre el cambio climático. En las últimas dos décadas, muchas otras ciudades han tenido ese placer. Esta vez, 195 países acordaron dolorosamente hacer una ?contribución? a la lucha contra el cambio climático, en lugar de un compromiso más robusto. El objetivo sigue siendo alcanzar un acuerdo sólido en París en el 2015. Las posibilidades de éxito deben ser insignificantes. La experiencia así lo demuestra.Lo que hace de esto un episodio deprimente es que el mundo probablemente podría eliminar los riesgos de resultados catastróficos a un costo limitado, siempre y cuando actuase con rapidez, eficazmente y en concierto. En su nuevo libro, ?El casino climático?, William Nordhaus, de la Universidad de Yale, decano de los economistas climáticos, sostiene que el costo de limitar el aumento de la temperatura global a 2 ° C sería del 1,5% de la producción mundial, siempre y cuando se tomasen las medidas adecuadas. Esto equivale solo al crecimiento económico mundial de medio año. Pero la reducción sería mucho más costosa si los países responsables por la mitad de las emisiones no participaran: mantener los aumentos de temperatura en 2 ° C sería incluso imposible. El profesor Nordhaus, una voz moderada en este debate, explica por qué el mundo debe aceptar los costos de esta iniciativa. El efecto invernadero es ciencia básica. Las emisiones han aumentado rápidamente. Las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono son ahora más de 400 partes por millón ? 50% más altas que antes de la Revolución Industrial y muy por encima de los niveles del último millón de años. Las temperaturas globales han aumentado en los últimos 150 años. La reciente nivelación de la temperatura no es excepcional. Los científicos del clima han sido incapaces de encontrar una explicación para el aumento de la temperatura que no sea las actividades realizadas por el ser humano. Los argumentos de los escépticos se basan en que si hay incertidumbre no hay que hacer nada. En una calle con neblina, el número y la velocidad de otros vehículos son factores particularmente inciertos. Pero esta misma ignorancia hace que el manejar cautelosamente sea esencial. Lo mismo se aplica al clima. Dadas las incertidumbres sobre el sistema climático, lo más prudente es, sin duda, conducir con cuidado. Un aspecto particularmente importante de esa incertidumbre son los puntos de...

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