Crecimiento, Estado y radicalización

Por Víctor Andrés Ponce. Analista político

Para cualquier observador extranjero que conoce de las fortalezas macroeconómicas del Perú, el nivel de sus reservas internacionales, el incremento del PBI, el volumen de la inversión privada y el retroceso de la pobreza en general, le sería impensable imaginar el nivel de conflictividad social que atraviesa el país. Por momentos, ?el desborde de masas? lleva a algunos a conjeturar sobre el futuro incierto de la gobernabilidad y de la misma democracia.

El país padece una huelga de maestros en la que los agremiados del Sutep oficial y de la facción del Conare compiten en radicalidad en las calles; una huelga general de médicos del sistema estatal; protestas de comerciantes de La Parada y amenazas de paros de transportistas. Pero lo que convoca poderosamente la atención es el nivel de agresividad de estas manifestaciones: maestros, médicos, comerciantes y transportistas no pestañean a la hora de ejercer la violencia contra la propiedad pública y privada. ¿Cómo ha llegado a esta situación el país que lidera el crecimiento en América Latina?

Es evidente que, en las últimas dos décadas, el mercado y el sector privado, debido a las reformas económicas de los 90, han desplegado toda su potencia y esto explica el actual despegue económico, pero el Estado ha seguido siendo el mismo anciano del siglo pasado, adiposo, incapaz de acompañar el crecimiento y de proveer los servicios...

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