Cosito, ?Cosas? ?y el poder

Por Liuba Kogan. Jefa del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad del PacíficoLas declaraciones de la primera dama Nadine Heredia a la revista ?Cosas? evidencian que su papel como asesora o consejera del presidente no se da entre bambalinas; sino todo lo contrario, sabemos que la política le brota por los poros y que no se aguanta. Otras primeras damas en nuestro país desarrollaron sus propias agendas políticas con discreción, poca simpatía pero cálculo personal, sacrificio o fino cálculo político al tragarse públicamente las infidelidades de sus maridos. Cada pareja presidencial tuvo su estilo, sus ?asesores?, sus vicios privados y sus virtudes públicas. El clamor por ?poner en su sitio? a la primera dama puede implicar varias cosas. En primer lugar, una añoranza popular y tradicional que llevaría a empujar a Nadine a encarnar el papel de la mujer de la familia de los años de la posguerra: dedicada al ornato del Palacio ?regando sus plantitas?, asumiendo una causa en favor de los niños desfavorecidos y acompañando al presidente a las galas nacionales e internacionales siempre con una sonrisa, pero con la boca cerrada. En segundo lugar, un cálculo político mediático para seguir jalando hacia abajo la popularidad ?de la pareja presidencial?.Sea como fuera, la entrevista en ?Cosas? trasluce un asunto más complejo, el de un sistema del siglo XIX que prolongaba la imagen de la familia en la de la política: el presidente como padre que impone la ley, su esposa como madre bienhechora de la nación y los ciudadanos, sus hijos. Más allá de que el puesto de primera dama se encuentre en un limbo en la burocracia estatal, lo relevante es que las familias ya no son como las del siglo XIX, ni las mujeres cumplimos las mismas...

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