Un corredor turístico para huellas de dinosaurios

Por Miguel Ángel Cárdenas

Áncash. En el Callejón de Conchucos el tiempo es millonario. Desde la ciudad de Huaraz hasta el distrito de San Marcos, tomamos la ruta que va a cambiar la visión del pasado y los orígenes en el Perú y en el continente. Muy arcaica y muy moderna, hay una carretera asfaltada al pie de alturas enfebrecidas en la Cordillera Blanca, donde la prehistoria se protege de la historia.

El primer rastro inmemorial se observa tras cruzar la laguna Conococha: en una empinada, el tronco de un árbol fosilizado ostenta ¡105 millones de años de resistencia! A partir de ahí todo se contará en años elefantiásicos. En la entrada a Yanashaya, en el territorio del Parque Nacional del Huascarán, el primitivo viento aporrea a los intrusos. Sobre los 5.000 m.s.n.m., en el km 60, los paleontólogos, al mando de Carlos Vildoso, irrumpieron cuesta arriba hasta la medianoche de los tiempos: hacia un yacimiento de 4 kilómetros donde encontraron el cementerio fósil más grande de Sudamérica.

"Lo descubrimos en el 2007 y hemos reconstruido, sobre los cientos de huesos encontrados ahí, reptiles voladores, tortugas y cocodrilos de 106 millones de años”, cuenta Vildoso, por una bajada tras la cual se accede a una pared prístina. Y aquí la fascinación se vuelve centenaria: tenemos enfrente las huellas redondas de un saurópodo, un leviatán de cuello largo, con espinas y patas circulares como las de un elefante omnívoro. A 4.780 m.s.n.m., forman el conjunto de huellas de dinosaurio en la mayor altura en que se haya encontrado restos de esta naturaleza.

Por sobre estas, una huella esférica corona a todas, está a 5.090 m.s.n.m.; y podría ser postulada al récord Guinness.

LAS MÁS GRANDES

Las primeras pisadas fosilizadas se encontraron en el 2005, cuando la minera Antamina construía parte de la carretera Conococha-Yanacancha. El azar fue tan inestimable que la empresa se comprometió con las investigaciones científicas durante estos años y hoy financia la pronta inauguración de la primera ruta de dinosaurios en el Perú.

La subida acentúa la sensación de vulnerar el tiempo. Quién hubiera podido intuir que en la era Mesozoica, en el período Cretácico, estas cumbres heladas fueron una costa repleta de manglares pantanosos y una selva tropical muy plana, sin cerro alguno; con una estación seca con tierra dura y otra de monzones por 6 meses, como los de la India actual. Y que no la vieron los humanos que aparecieron hace solo 8 millones de años, en la era...

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