El contrato Urresti

Por Francisco Miró Quesada C.El flamante ministro del Interior tiene un estilo que, sin duda alguna, es peculiar. En los pocos días que lleva en el cargo ha protagonizado una serie de apariciones que han llamado mucho la atención. En la ceremonia de asunción del cargo prefirió dejar el micrófono para arengar a viva voz a los policías y terminar su discurso pidiendo tres ?ra? por la institución con sonoros golpes de pie en el piso. Al día siguiente lo vimos por televisión, vestido de policía, encabezando dos operaciones policiales. En la primera, la policía intervino en el llamado Nuevo San Jacinto ubicado en la Victoria, donde se comercializan partes de autos robadas, y recuperó una serie de motores, cajas de cambios, arrancadores, alternadores y otras piezas. En la segunda, la policía condujo a 39 vehículos con papeletas y a sus choferes a la comisaría. Un día después, el ministro dirigió nuevas operaciones en distintos distritos de la capital en las que se detuvo a 60 sujetos implicados en diversos delitos y se incautaron armas de fuego, droga y celulares robados. Posteriormente, el ministro apareció presentando 83 armas confiscadas a empresas comercializadoras de armas y municiones que operan en el departamento de Ica y que no cumplían con los requisitos de seguridad que exige la ley.Quizá se trata de gestos políticos que buscan hacer sentir a la ciudadanía la presencia del ministro del Interior y su compromiso con la lucha contra el delito. Pero lo cierto es que la labor del ministro es la de diseñar y conducir las grandes políticas de combate de la criminalidad y no la de comandar a los efectivos policiales que van a detener a un grupo de ladrones de partes de autos o a choferes irresponsables. De hecho, resulta una pérdida de su valioso tiempo encabezar este tipo de operaciones cuando podría invertirlo en pensar cómo reformar el sector. Lo que el Perú necesita hace muchos años es un ministro del Interior que reestructure su cartera (o, como lo puso nuestro periodista y columnista Pedro Ortiz, que ?reviva a un zombi?) y no a un Elliot Ness de La Cachina.Por supuesto, es muy temprano para descartar que el señor Urresti se encuentre en capacidad de realizar dichos importantes cambios y, en este Diario, esperamos que tenga éxito y que la iniciativa que demostró...

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