El Congreso panzón

Por Cecilia ValenzuelaEl martes 28 de mayo, Mario Huamán, el eterno dirigente de la CGTP, llamó a una conferencia de prensa para anunciar que los trabajadores estatales iniciarían una huelga indefinida a nivel nacional. Según él, la ley de servicio civil, que había sido aprobada en la Comisión de Trabajo del Congreso, era inconstitucional, vulneraba los derechos de los trabajadores y atentaba contra la estabilidad laboral.Al día siguiente, aproximadamente mil personas marchaban por Lima, la mayoría era de construcción civil, las demás, a juzgar por sus banderolas, pertenecían a la Federación Nacional del Poder Judicial, aunque en Palacio de Justicia todo funcionaba normalmente, a la CGTP, por supuesto, ahí estaba el propio Huamán, el sindicato de trabajadores administrativos de la universidad de San Marcos, la Federación Nacional de Obreros Municipales, el sindicato de trabajadores administrativos de los centros educativos y el Sutep. Mientras la marcha ocurría las sedes de los ministerios en Lima trabajaban normalmente, con el 100% de sus empleados. Y aunque en Arequipa y en algunas ciudades del norte también marcharon provocando caos vehicular, las instituciones públicas de esas ciudades siguieron funcionando. Solo en Iquitos un grupo de vándalos afiliados al Sutep intentó quemar el aeropuerto de esa ciudad.Por la tarde, en las webs y en los noticiarios, la marcha se había convertido en una ?contundente huelga nacional indefinida?; según mis colegas, el Estado estaba de pie y en ristre y los empleados públicos habían paralizado la capital.Entusiasmados, los cegetepistas buscaron el jueves 30 mantener viva la noticia, para ello movilizaron a unas 300 personas y las motivaron a...

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