?Mi congresista?

El caso del congresista Urtecho es una prueba más de que en el Congreso todo es posible. Hasta hoy, existe bastante evidencia que demostraría que el legislador habría cometido una larga lista de delitos. A saber, quedarse con el sueldo de trabajadores de su despacho, encargarle labores domésticas al personal del Congreso, apropiarse de una donación de 621 sillas de ruedas para discapacitados y utilizar comprobantes de pago aparentemente falsos para que se le reembolse gastos por más de S/.243.000. Por supuesto, solo hay una cosa más patética que el hecho de que este tipo de escándalo pueda ocurrir en el Parlamento: que se haya vuelto tan común que ya no le sorprenda a nadie. Los ejemplos de cómo la falta de vergüenza se ha convertido en hábito dentro del actual Congreso sobran. Recordemos, por ejemplo, cómo a pocas semanas de que el actual gobierno asumiese el poder se descubrió que el congresista Chehade habría utilizado su posición para influir en la policía en beneficio de un particular. Poco después se destaparían los casos de Celia ?Robacable? Anicama, quien pirateaba señales de cable para revenderlas, y de Eulogio ?Comeoro? Romero, quien tendría vínculos con la minería ilegal. Luego, se descubriría que los congresistas Wilder Ruiz, Federico Pariona, Emiliano Apaza y Alejandro Yovera habrían mentido en sus hojas de vida. Se harían públicos, asimismo, los casos de Néstor Valqui, presuntamente vinculado al proxenetismo, y de Walter Acha, quien fuese acusado por su jefa de prensa de haberla violado. Y, claro, no podemos olvidarnos de Rubén ?Robavoto? Condori, famoso por robarle el voto a una congresista (según él porque ?se le salió el niño?).Por supuesto, ese tipo de escándalo no es patrimonio exclusivo del actual Congreso. El que lo antecedió carga con los congresistas ?mataperro?, ?robaluz?, ?comepollo?, ?lavapiés? y ?planchacamisas?. Y con Nancy Obregón, denunciada por vínculos con el narcotráfico y el terrorismo. Ahora, tampoco se trata de llorar sobre la leche derramada sino, más bien, de encontrar salidas que permitan limpiar el Congreso. Una de ellas sería realizar un cambio en la forma en que elegimos a nuestros parlamentarios, con la finalidad de que los electores tengan mayor información sobre los candidatos por los que votan y sobre el...

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