Conga, una danza peligrosa.

AutorDiez, Jonathan
CargoEL OMBLIGO DEL PER

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

El 20 de abril, la ciudad de Cajamarca amaneció en calma. Las manifestaciones anti Conga habían pasado, la marcha del agua había dejado su rastro en Lima y el tema ya no encabezaba la agenda política del gobierno y los medios de comunicación. No más piquetes en la plaza de armas, los policías se mantenían en sus puestos regulares, todo se desarrollaba con aparente normalidad.

Los cajamarquinos de la ciudad se mostraban un poco cansados de las preguntas acerca de Conga. "Solo queremos que esto acabe", decían los más medidos. Algunos otros no dudaban en manifestar su desprecio: "Lo que pasa es que los campesinos no saben que la minería es el futuro del país"; "Allá arriba bloquean todo porque son ignorantes. Nosotros queremos desarrollo y no más paros, que Conga vaya porque ya estamos hartos".

El futuro era incierto. La decisión de Humala y sus ministros no tenía cuándo llegar, a pesar de que los peritos internacionales contratados por el gobierno habían elaborado el informe que se les solicitó. Era un secreto a voces que los peritajes habían arrojado resultados positivos para la empresa minera: Conga iría, a pesar de la resistencia de un sector importante de la región.

CONGA VA

A las siete de la tarde, Mirtha Vásquez, representante de la ONG ambientalista Grufides, nos brindaría una entrevista en su oficina, ubicada a pocas cuadras de la plaza de armas. Mientras estábamos en la sala de espera, recibimos una llamada: "Humala está dando un mensaje y no precisamente sobre el secuestro en Kepashiato". La "Operación Libertad", tomada por el gobierno como una "victoria impecable" (El Peruano dixit), no había sido el tema central. Sorpresivamente, Humala habló de Conga.

Desde Palacio, acompañado por Óscar Valdés y otros ministros, Humala afirmaba que Conga iría, siempre y cuando la empresa Newmont respetara las exigencias ambientales y sociales que el informe pericial había identificado. La música de fondo en la sala de espera de Grufides era la voz del Presidente, quien anunciaba con elocuencia y firmeza lo que para muchos actores sociales de la sociedad cajamarquina era el principio del fin.

UNIFORMADOS EN LAS ALTURAS

Una vez concluido el mensaje presidencial, Mirtha Vásquez nos hizo pasar a su oficina. Nos esperaba sentada detrás de su escritorio, con el rostro desencajado, como el resto de los funcionarios de la ONG. Ya no hablaríamos de la posibilidad de que Conga fuera y de sus consecuencias en la sociedad cajamarquina; ahora había que analizar un escenario...

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