!Los conflictos llegaron ya!(PODER Y SOCIEDAD)

AutorBedoya Garc

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

Casi en sus primeros días de gobierno, el presidente Toledo tuvo que enfrentar una complicada coyuntura como fue la del conflicto desatado alrededor del intento de privatización de los servicios eléctricos en Arequipa, en junio de 2002. En adelante, las protestas y enfrentamientos no cesaron, hasta que otro escenario crítico se abrió en llave, Puno, en abril de 2004, con la lamentable muerte del alcalde de la provincia de El Collao, Cirilo Robles, a manos de una enardecida turba.

El presidente García también ha empezado a pagar tempranamente su derecho de piso. A poco de iniciar su gestión se le presentó tina papa caliente, largamente cocinada: el conflicto entre pobladores y la empresa minera Yanacocha, esta vez expresado en la protesta protagonizada por los habitantes de Combayo, en Cajamarca, con el trágico saldo de una persona muerta, el comunero Isidro Llanos. Casi inmediatamente sobrevendría el conflicto en las inmediaciones del río Corrientes, en Loreto, entre las comunidades nativas achuar y la empresa Pluspetrol, en torno a la contaminación del río y sus graves impactos sobre la salud de los habitantes de dicha cuenca, donde felizmente no hubo víctimas que lamentar pero sí enfrentamientos violentos y toma de instalaciones.

Siguiendo con atención el reporte que la Defensoría del Pueblo ha venido difundiendo puntualmente cada mes desde mayo de 2004 a la fecha, la mayoría de los conflictos registrados se relacionan con disputas entre ciudadanos y autoridades locales. En segundo término estuvieron los conflictos de carácter laboral o gremial, seguidos muy de cerca por los desatados entre comunidades vecinas y proyectos mineros.

La escalada de conflictos y su frecuencia motivó la producción de algunos interesantes análisis sobre sus causas subyacentes y características centrales.

A partir de lo sucedido en Ilave, se pusieron sobre el tapete hipótesis referidas a la exclusión que viven amplios sectores sociales en el país, donde la exclusión política coincide con la carencia de derechos sociales, económicos y culturales. A esta dramática situación se suma la crisis de representación y la ausencia de organizaciones políticas que articulen los intereses de los diversos grupos sociales y canalicen la competencia por los recursos (tangibles y simbólicos) hacia la arena de la confrontación política. (2)

Ya la Comisión de la Verdad y Reconciliación había planteado en su Informe final una serie de elementos de juicio para entender la década de violencia que vivimos en el país, así como pistas muy concretas sobre las condiciones en las que se configuran los nuevos escenarios. En esa línea de análisis, Carlos Meléndez plantea hipótesis a manera de preguntas en su...

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