Cómprese el pleito, señor alcalde

Por PedroOrtiz Bisso

Lea mañana en Lima a Angus LaurieEl Comercio no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.Meses antes de ganar las elecciones, Alberto Andrade empezó a poner orden en Lima. En abril de 1995, el entonces alcalde de Miraflores envió una cuadrilla de obreros y varios camiones recolectores al centro, transformado en un muladar por unas 800 toneladas de basura desperdigadas en sus calles. La comuna metropolitana había sufrido el embargo de sus cuentas y no tenía cómo pagar el servicio de limpieza.Ya desde la alcaldía, Andrade impulsó una serie de medidas que afianzaron su liderazgo y su imagen de promotor de soluciones efectivas: inició un programa de recuperación de plazuelas ?que incluyó la Plaza de Armas y su cambio de nombre por Plaza Mayor?, a las que embelleció llenándolas de flores; impulsó un sistema de padrinazgo para devolverles la vida a los balcones coloniales; y se mudó con su familia a una casona del jirón Ucayali, a fin de dejar en claro que sus promesas de recuperar el Centro Histórico iban en serio.Pero la decisión que marcó un antes y un después en su gestión fue el desalojo de los vendedores callejeros, pese al sabotaje del fujimorismo. Su ?¡Adelante, carajo!? fue una demostración de autoridad y firmeza que quedó marcada a fuego.Durante las últimas elecciones municipales, la inseguridad ciudadana y el caos vehicular acapararon la atención del debate. A la recuperación del Centro de Lima se la trató de modo tangencial, pese al progresivo...

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