Compre hoy y pague mañana

Por Luis Davelouis Lengua. PeriodistaEstamos genéticamente predispuestos a sentir placer cuando satisfacemos una necesidad y, salvo raros y severos trastornos, es algo inevitable. Pero sí podemos escoger qué hacer con esas sensaciones o deseos.Esa capacidad de actuar sin más condicionamiento que la propia voluntad para ponernos límites es una de nuestras escasas ventajas frente a los demás miembros del reino animal. ¿Se dio cuenta de que los perros se comen lo que vomitan? Las fiestas de fin de año ponen a prueba los límites de esa racionalidad y de esos impulsos, consumimos hasta sentirnos mal o nos endeudamos más allá de nuestras posibilidades. Puro corto plazo.No se trata de decirles a las personas cuánto o qué deben o no hacer, de ningún modo, sino de señalar alternativas al consumo como sensación de bienestar. El economista indio Abhijit Banerjee ?especialista en pobreza? sostiene que las satisfacciones superficiales que se obtienen en el corto plazo tienen un valor que no puede comprender quien no pasa necesidad. Cierto, incluso sacrificando el largo plazo, uno no puede vivir cotidiana y permanentemente negándose todo placer pensando en que habrá de disfrutarlo en algún indeterminado futuro. Pero eso dista enormemente de nuestros patrones de consumo.Muchos consumimos para satisfacer nuestra expectativa por el placer que nos producirá el consumir mismo y no para satisfacer una necesidad. El profesor de Psicología de Harvard Dan Gilbert...

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