A comprarse el pleito

Por cecilia BlumeLea mañana en Economía aJuan José MarthansEl Comercio no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta. En todo nuevo gobierno criticamos taras del pasado y proponemos nuevas soluciones a antiguos problemas. Y nada cambia porque casi siempre prevalecen los intereses económicos de unos pocos, en perjuicio del país.Uno de esos casos son las adquisiciones; compras de bienes y servicios que por millones de dólares hace el Estado cada año y los escándalos que rodean a muchas de estas operaciones. Sabemos que muchas personas se han enriquecido, de manera ilícita, a partir de las licitaciones públicas. Conocemos fortunas que se esconden en el extranjero hechas en un período de gobierno por personas cercanas al mismo. Ello existe y no queremos o no podemos arreglarlo. La primera manipulación en una adquisición de bienes o servicios se genera con el pedido del bien o servicio. ¿Se necesita realmente el bien o servicio? ¿Se necesita ese bien o ese servicio? ¿Mejor dejo que haya desabastecimiento en servicios indispensables para comprar obviando el concurso? En una primera etapa solo se tiene un pedido y alguna descripción de este. Luego se determinan las especificaciones técnicas requeridas y puede hacerse de tal manera que el pedido vaya dirigido hacia un determinado proveedor.Luego, durante la etapa de presentación de ofertas, se puede tachar a un proveedor para favorecer a otros por temas formales de último minuto. Puede darse, además, que los postores se amarren y no compitan, sino que se dividan el negocio y, por ende, el Estado termine pagando precios por encima del mercado. El tráfico de bases y contratos que van y vienen...

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