Comer plástico: la bolsa que toda empresa debe emplear

Un nuevo desafío para nuestra naturaleza omnívora se ha establecido. Estamos comiendo plástico y hay evidencia científica que demuestra que hubo un recorrido de este material en nuestro tracto intestinal. Las sustancias que habrá absorbido nuestro sistema, junto a los nutrientes, no se han determinado, pero se estima que podrían ser las precursoras de varios tipos de cáncer.

Y así fue que el plástico regresó al hombre. Un efecto búmeran resultante de un consumo tan inconsciente como irresponsable de empaques, botellas y utensilios de plástico de un solo uso. Todo fue a parar al mar, a la comida de los peces, a la comida de muchas aves y ambos que son comida del hombre, a su estómago en forma de partículas de policloruro de vinilo, polipropileno, tereftalato de polietileno y hasta una decena de plásticos diferentes. Veinte microplásticos por cada 20 gramos de materia fecal, según el estudio realizado por investigadores de la Universidad de Viena.

Todo esto sin mencionar el daño directo que hace a la flora y la fauna en general. En el mar, animales como tortugas, ballenas o delfines, mueren tras ingerir bolsas de plástico o enredarse en ellas. Pero eso no es todo, si empezamos por el principio, las bolsas de plástico requieren gran cantidad de energía para su fabricación, están compuestas de sustancias derivadas del petróleo (toman más de medio siglo para degradarse) y si están serigrafiadas pueden contener, además, residuos metálicos tóxicos.

Repasemos algunas cifras por el Día Internacional Libre de bolsas de plástico. Así las cosas, son ocho millones de toneladas de plástico las que anualmente terminan en el mar y su producción no deja de crecer (9% anual, según la ONU). Solo en 2015, se...

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