El color del ?Colorao?

Por PEDROOrtiz Bisso

Lea mañana en Lima a Angus LaurieEl Comercio no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.Los genios del humor involuntario no solo están en el Congreso, sino también en los municipios. Algunos empiezan su carrera en la comicidad durante sus campañas. Ahí está el desabrido ?Thalía challenge? que nos endilgara una candidata a Comas o el achacoso ?Kitt?, personaje del ?Auto fantástico?, que un postulante fujimorista resucitó para promocionarse rumbo al Concejo de Pisco.Hay otros actos de ridiculez normalizados por la costumbre. Uno de ellos es el uso de un color para identificar una gestión.Cada vez que un nuevo inquilino o inquilina acomoda sus posaderas en un Palacio Municipal, los vecinos asistimos al bochornoso espectáculo protagonizado por cuadrillas de trabajadores edilicios que recorren la jurisdicción de turno con el fin de cambiar de color a prácticamente cualquier superficie visible que encuentren a su paso.Paredes, barandas, vallas, letreros, cercos y escaleras pasan bajo sus presurosas brochas a fin de borrar todo vestigio que identifique al antecesor en el cargo y marque la presencia del reyezuelo de turno.En esto no parece haber diferencias políticas. Cuando Susana Villarán asumió la Alcaldía de Lima, anunció que no seguiría el rumbo de su predecesor, quien había dejado su rastro amarillo por toda la ciudad. No pasó mucho tiempo, sin embargo, para que el verde de Fuerza Social asomara en las escaleras de asentamientos humanos o las vallas de la berma...

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