Colombia y Brasil chocan en cuartos

Río de Janeiro. Es un solo abrazo. El de James Rodríguez, esa oleada de talento que está sacudiendo a Colombia, con Pekerman, ya en el túnel de regreso al camerino del Maracaná. El de Pekerman con Yepes, el enorme capitán. El de Ospina, ese extraordinario guardián que volvió a sacar su arco en cero, con Eduardo Niño, su entrenador. Y el de todos los que vivimos, en este mítico estadio, la consolidación de la mejor actuación de una selección colombiana en la Copa. Se fue la fase de grupos y ahora se despidió Uruguay, con un 2-0 que ahora deja al equipo de ese gran señor de apellido Pekerman frente a frente con Brasil el viernes en Fortaleza.En medio de esta locura, de esta alegría que contagia, empezamos a mirar los apuntes para entender por qué estamos emocionados. Y hay razones. Porque Colombia empezó a mover el balón por todo el Maracaná, no se dejó provocar por cuatro faltas uruguayas en los primeros cinco minutos. Porque volvió a ser contundente. Porque demostró fútbol, hombría.En medio del desorden, de los abrazos repetidos, buscamos la libreta. Y empezamos a leer. Minuto 4: tiro libre de costado para Colombia; James le apunta al arco y Muslera mete los puños. Minuto 10: Zúñiga se anima a rematar desde afuera, Muslera da un rebote corto. Y nos detenemos en el minuto 28. Y recordamos el pelotazo de Aguilar, el rechazo al centro de Álvaro Pereira, el cabezazo del mismo Abel en busca de una emoción. Y vemos a James parando esa pelota con el pecho, y luego metiendo esa volea. ¡Golazo, por Dios, golazo!Uruguay no se...

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