Una cita con la historia del rock latino en Lima

El hombre se mueve con el peso de seis accidentadas décadas. Ya no desafía el clima con el torso desnudo ni rompe guitarras sobre el escenario. Los excesos quedaron atrás, pero hay algo que ninguna medicación podrá modificar en los conciertos de Charly García: la empatía con su público. Desafiando a los escépticos, la noche del sábado, el inacabable genio argentino reafirmó su vigencia sobre los escenarios y su conexión con sus seguidores peruanos. Eran más de las 9 p.m. y los asistentes al Jockey Club nos impacientábamos por romper el silencio de tres años sin el bigote bicolor.

La espera se vio interrumpida por el improvisado show de un vergonzoso telonero local, cuyo nombre no ha sido aún consignado (al cierre de esta edición, los organizadores Nardos Producciones y Apdayc se acusaban unos a otros por esta inclusión de último momento).

La impaciencia terminó a las 9:40 p.m. con una proyección audiovisual que intentaba resumir los 30 años de la obra de García. Fue entonces que el cantautor y su banda The Prostitution, luciendo el característico brazalete Say No More, se apoderaron de la tarima. ?Cerca de la revolución? inició el viaje.

Luego de interpretar ?Funky?, llegó la primera dedicatoria de la noche. ?Rezo por vos? sonó con nombre propio: Luis Alberto Spinetta, su viejo compañero de batallas.

Charly empezaba a alternar entre teclado y piano. Lo haría así toda la noche. Cada tanto, abandonaba los instrumentos y dirigía el micrófono al público. En otros ratos, llevado por el entusiasmo de la noche, bailaba, a veces...

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