Cinema Latinoamérica.

AutorGarc
CargoPel

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

En el tiempo que corre de banda ancha y globalización, en el cual internet elimina virtualmente las fronteras y uno tiene más cosas en común con un chico de Austin que con su vecino reggaetonero, ¿es posible hablar de vasos comunicantes en el cine latinoamericano? ¿De qué país es un filme como Música campesina, filmada en Nashville, bilingüe a tiempo completo y dirigida por un latinoamericano?

Quizá podemos explicado con un caso: Matías Bize, director chileno, confiesa que lo que le interesa es que su película se vea sin importar la nacionalidad, pero al ganar el Goya no pudo evitar dedicárselo a su tierra natal. Y es que las pulsiones básicas están asociadas a tu país, hagas cintas de denuncia o screwball comedy. La última década ha visto un resurgir del cine latino, con directores de propuestas personales y actores deslumbrantes. Aquí algunos asedios.

NUESTRO ÉCRAN DE VIOLENCIA

La historia reciente de Latinoamérica ha sido convulsa y no solamente por los terremotos. Los desastres no naturales han sido cortesía de gobiernos autoritarios y violencia interna. Una forma de aproximarse al sentir de esas épocas grises ha sido a través del cine, no presentándolo como quid del asunto, sino más bien como un trasfondo latente a historias de diversos matices. La directora peruana Rosa García Montero emplea esta forma de narrar en su película Las malas intenciones, proyectada en el XV Festival de Cine de Lima, en donde lo que importa es la perspectiva de los personajes, tomando el contexto social como algo implícito.

Precisamente, este filme peruano se enmarca dentro de las cintas que tienen como protagonistas a niños que están inmersos en tiempos de violencia: el choque de la inocencia infantil con el horror de esas nefastas eras. Dentro de esta línea tenemos a la aclamada Machuca, filme chileno dirigido por Andrés Wood, que gira en torno a una amistad de niños de distinto nivel social. Ricardo Bedoya lo explica mejor:" (...) una mirada que pone a distancia cualquier acritud y encuadra el pasado doloroso 'a la altura del niño', procedimiento equivalente al de Paloma de papel". (1)

Sobre aprendices de dictadores tenemos La ley de Herodes, dirigida por Luis Estrada, que trata sobre Juan Vargas, un novel gobernador que se convierte en tirano. Con un Damián Alcázar en estado de gracia--quien recibió un muy merecido Spondylus en el último festival de cine de Lima por su trayectoria--componiendo un personaje carismático (como todos los dictadorzuelos) que se mueve en el límite entre lo absurdo y lo cínico...

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