"El centro de Contarlo todo es la orfandad": una entrevista a Jeremías Gamboa.

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CargoCULTURA - Entrevista

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

O Crees que ha habido una lectura sociológica de tu novela en desmedro de una aproximación más literaria?

Ha habido una lectura fuertemente sociológica de todo tipo. Muy extrema en unos casos y en otros un poco más moderada. Cuando la escribí, me planteé que lo social en la novela iba a estar dado a pesar de mis intenciones. Yo no quería escribir un fresco social sino un estudio de la sentimentalidad y subjetividad de un personaje. Lo mismo me había pasado en Punto de fuga, el libro de cuentos. Mi radio de acción era ese. Si el personaje se inscribe en una matriz social y está enfrentado a ciertos asuntos, en una sociedad con ciertas características, ese problema va a aparecer inevitablemente. No como una intencionalidad mía, sino como un trasfondo. Entonces, por ejemplo, en toda la parte en que Gabriel Lisboa experimenta la exclusión ambigua de la familia de Fernanda, ese es el momento en que psicologizo más la novela, me meto más en la subjetividad de Gabriel, y no estoy estudiando las causas o razones del racismo y clasismo del Perú. No es mi intención, sino más bien las reacciones de un sujeto que ha internalizado el discurso social, las consecuencias que ello tiene en una individualidad. Y ese tipo de problema o de inacción de Lisboa frente a la discriminación, ese repliegue que la novela describe, me interesaba en función del centro de la novela, que es más bien la actividad de la escritura. ¿Cuánto de eso influye en el personaje en su calidad de escritor, de persona que puede referir su biografía, de persona que valora su biografía y la puede revelar? Cuando han visto ese tipo de tratamiento de un tema tan sensible a la literatura peruana, algunas personas, creo que por una cuestión de expectativa de la gran novela social peruana, desean otra clase de tratamiento. Por allí han venido muchas demandas, sobre todo en el Perú y México. Bien interesante. Ahora que ha pasado un tiempo y las críticas siguen apareciendo, es un asunto que registra el Perú y México. Me parece que Edmundo Paz Soldán ha escrito algo que también lo registra de alguna manera.

El gran tema de la novela es la movilidad social, la aspiración de ser escritor y hay un contexto en Santa Anita que no se lo permite.

Eso es inmensamente interesante porque, en la novela, el libro es producido en Santa Anita. Gabriel escribe las 514 páginas de la novela en su habitación, en Santa Anita, lejos de los espacios de desplazamiento social. Hay una cosa que a muchos críticos les ha irritado--tengo toda una teoría sobre esto--sobre el tipo de representación del individuo. En el Perú, no estamos muy acostumbrados a que el individuo tenga dos o tres discursos y que estos sean conflictivos. Arguedas lo hace a través del conflicto intercultural, pero la sociología no lo rescató tanto, más bien es un problema de clases el que buena parte de la sociología le exigió a José María Arguedas. He leído por ahí cosas como que Gabriel Lisboa no se entiende: quiere tener dinero, ascender en la escala social y ser escritor. Sí, la mayoría de escritores aspira, como cualquier persona, a tener una situación económica más holgada y a la vez ejercer su profesión. Pero, en la novela, Gabriel no termina insertándose en los espacios de poder, tampoco haciendo el braguetazo con la chica de sus sueños ni con un sueldazo. Termina sin trabajo, de profesor prácticamente, no sabe qué va a comer el mes siguiente, en Santa Anita, absolutamente orgulloso. Yo creo que, en este nivel de lectura de la novela apenas salida, todavía se está yuxtaponiendo a Gabriel Lisboa lo que ha ocurrido con el exterior de la novela ya publicada, en este caso con la figura del autor, que aparentemente sí consiguió el ascenso, el éxito. Pero si la novela hubiese sido publicada por la editorial Cuatro gatos, independiente, por una editorial desconocida, se hubiera leído de una manera completamente distinta. Pero como vino con Mondadori y con un acompañamiento muy señorial, patronal, mediático, potente, bueno ...

El personaje está escribiendo en Santa Anita, pero toda la experiencia sucede fuera de allí.

Hay en Gabriel un temperamento de personaje de siglo XIX. Está mucho más cerca de Stendhal o de los personajes de Balzac que quieren insertarse en los salones y están en las afueras. Eso no es tan antiguo. El buda de los suburbios de Hanif Kureishi es una novela de un tipo que vive en los extramuros de Londres y quiere estar en el centro. La premisa de partida es que al tipo lo ubican en una universidad y lo ponen en la situación en que la experiencia no es la que él trae. Es lo mismo que le ocurre a Alberto en La ciudad y los perros, pero invertido, que más bien narra el descenso. Lo que ocurre en mi novela...

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