Casémonos en agosto

Por Martha Meier. *

Ha muerto el último de los grandes sabios: el doctor Eryck Santiago Antúnez de Mayolo Rynning (1913-2012). Este hombre inteligentísimo, decente y bondadoso investigó a lo largo del siglo XX y buena parte del XXI, las más diversas prácticas y costumbres precolombinas, como la alternativa para enfrentar los graves problemas actuales. Después de todo, las hambrunas, la miseria, las epidemias, la pérdida de recursos naturales por sobreexplotación y la contaminación eran inusuales en el Perú antiguo.

Don Santiago estaba convencido de que en el pasado encontraríamos las claves para volver a ser la primera y más desarrollada nación de América, como lo era el Tahuantinsuyo en 1532. No se cansaba de repetir cómo los incas aprovecharon un saber acumulado por milenios para convertir nuestro territorio, y buena parte de América del Sur, en ese imperio cuyos logros agrícolas, de ingeniería, manejo de recursos ecológicos y bienestar de sus pobladores siguen asombrándonos.

Abogado de profesión y geógrafo, botánico, nutricionista, pedagogo y antropólogo por vocación, fue un viajero incansable. Pocos caminos peruanos no guardan la huella de este maestro que nos dijo adiós tras 99 años de vida ejemplar. Fuese para investigar alguna especie alimenticia (redescubrió las bondades del sacha inchi, por ejemplo) o para comprender mejor ciertas costumbres, llegó hasta los más alejados y altos poblados de nuestra patria en su afán de comprenderlo todo y transmitirlo a las nuevas generaciones. Hace unas décadas viajé a Puno en el mes de agosto ?escribió? y me sorprendió ver casas embanderadas y grupos de personas desfilando con su...

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