La capitalista Corea del Norte

Por Adrián foncillasDesde PyongyangNada remite a las cartillas de racionamiento, las hambrunas ni la economía planificada en el centro comercial de Pothonggang. Frutas y verduras, congelados y repostería con coloridos envoltorios en sus atiborradas estanterías, sonrientes dependientas anunciando las virtudes de los nuevos productos, pagos con dólares y tarjetas bancarias. Fue inaugurado en el 2010 por Kim Jong-il, padre del actual dictador, con la promesa de que mejoraría las condiciones de los habitantes de Pyongyang y las colas en el mostrador le dan la razón. ?Nuestras vidas son mucho más fáciles y felices que las de nuestros padres y abuelos, y estoy seguro de que la de mi hijo lo será aun más. Ahora tenemos de todo?, dice orgulloso Jon Hyok-jun en la puerta mientras sujeta el carrito con su bebe. Pothonggang resume el incipiente capitalismo que se cuela en el último fósil de la Guerra Fría. Los restaurantes abundan en las plantas bajas, quioscos con jugos y refrigerios salpican las calles y mastodónticos complejos de ocio con piscinas o bowlings se han levantado en los últimos años. Las grúas y las inauguraciones de viviendas y calles evidencian el ?boom? constructor. El proceso empezó durante las mortales hambrunas de los años 90, cuando el gobierno que había mantenido en un penoso estado a su pueblo tuvo que elegir entre dejarlo morir o mirar hacia otro lado. El puro sentido de supervivencia estimuló la aparición de precarios mercados negros donde se malvendía cualquier bien familiar para comer un día más. Acabadas las hambrunas, los mercados permanecieron. La permisibilidad intermitente de Kim Jong-il hacia esos atentados a las esencias ha virado al desacomplejado estímulo con su hijo, Kim Jong-un. Desde el 2011 los mercados legalizados se han doblado hasta sumar 440 y las reformas se han sucedido de modo vertiginoso. Los agricultores venden por su cuenta su cosecha tras entregar la cuota estatal, los empresarios privados han dejado de ser estigmatizados y perseguidos y los gestores de las compañías estatales son libres para contratar o despedir a trabajadores, subirles el sueldo o repartir beneficios. Cuantificar la mejora es imposible debido a la ausencia de cifras oficiales y la disparidad de las estimaciones internacionales, que sitúan su crecimiento económico entre el 2% y el 5% anual en el último lustro. ?Más importaciones y dólares?La producción nacional convive en Pothonggang con las más rutilantes importaciones: whiskies...

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