Cambiar o no cambiar regímenes, ese es el dilema

Por Carlos Alberto Montaner-Periodista y escritor cubano-El presidente Barack Obama, tras asegurarle su amigo John Kerry que Cuba, últimamente, se comporta con dulzura, casi como el Vaticano, eliminó a la isla de la lista de países que colaboran con el terrorismo.Era previsible. Obama había advertido en Panamá que su gobierno renunciaba al cambio de régimen. La lista de países vinculados al terrorismo formaba parte de esa estrategia. Era un sambenito político destinado a infamar a adversarios en el sinuoso camino del desplazamiento.No obstante, se trataba de una descripción justa. La isla lleva décadas colgada del brazo de la peor gente del planeta: desde Carlos el Chacal hasta la adiposa dinastía real norcoreana, pasando por Gadafi y las narcoguerrillas colombianas, pero el deseo de Obama es olvidar los agravios y comenzar una vida nueva y cordial.Pronto devolverá la Base de Guantánamo. Eso estaba previsto en la Ley Helms-Burton cuando Cuba fuera libre, pero Obama no quería esperar la llegada de tan incierta fecha. Solicitó a un bufete amigo un informe legal sobre sus prerrogativas para desprenderse del territorio y lo obtuvo.El segundo paso será recibir de la Marina un memorándum en el que se explique que, en efecto, la base es costosa y tiene escasa utilidad militar. Opinarán que puede y debe clausurarse. Al fin y al cabo, un solo submarino de hoy, el Pennsylvania, puede destruir todo lo que aniquiló la marina americana completa durante la II Guerra.El tercero será relocalizar o liberar a los prisioneros islámicos acusados de terrorismo. No sería extraño que el acuerdo incluya el compromiso de que, por un período, el territorio no sea utilizado como base militar por los cubanos o por nadie.En rigor, dado que se limita a Cuba, todo esto es escasamente importante, salvo en un dato clave: la cancelación de la voluntad norteamericana de cambiar los regímenes enemigos y sostener a los amigos con los que hay coincidencias de valores e intereses. Esa es una modificación sustancial de la visión y la misión internacional de Estados Unidos.Hace 70 años que en Bretton Woods, New Hampshire, F.D. Roosevelt se puso a la cabeza del mundo democrático que creía en la libre empresa. Esa responsabilidad, aceptada cuando los nazis daban las últimas boqueadas, primero fue económica ?de eso se trataba Bretton Woods?, pero luego la completó Harry S. Truman en el terreno político tras el sordo estallido de la Guerra Fría.En esencia, los objetivos de ese...

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