Bufones del rey

Por José Alaya Lasso. Columnista del diario ?El Comercio?. Ecuador

En las cortes europeas de la Edad Media, cuando el rey gustaba de ejercer poderes omnímodos pero detestaba asumir la responsabilidad de sus actos, existían los bufones. Como nadie podía contrariar al monarca, so pena de ser sumariamente castigado, no se discutían las órdenes reales. Así, cuando disponía a sus ministros no hablar en público sobre asuntos del Estado, se le obedecía sumisamente. El rol de los bufones era, principalmente, divertir al rey, pero también asumir la culpa por las equivocaciones reales. Usando su facultad de transformar las palabras en risa, se atrevían a criticar a veces al monarca, mas cuando veían dibujarse en su ceño fruncido el peligro de una represalia o castigo, convertían la crítica en una chocarrería. Los bufones usaban sabiamente la risa como mecanismo de comunicación. Se burlaban del rey en público, con insolencia y desparpajo. Corrían graves riesgos pero sabían sortearlos y generalmente salían indemnes gracias a su buen sentido del humor ?a la sal quiteña, se diría aquí y ahora? aunque algunos, por audaces, perdieron su cargo y su cabeza.

Hacían reír al rey, más o menos como ahora lo pretenden los cómicos pagados que salpican de insultante humor los programas de los sábados. Pero los actuales bufones no se burlan del rey, como ocurría antes. Se burlan de los demás, interpretando los sentimientos reales y, exponiéndolos en superlativo. Sus víctimas son los ciudadanos que piensan distinto, especialmente aquellos que, en el ejercicio virtuoso de...

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