Buenos modales

Cuando alguien alcanza cierta prominencia en la vida pública, puede ser invitado a formar parte de un directorio o junta. La opción más lucrativa es en una gran empresa, pero para ganar prestigio social, no hay nada como la junta de una organización cultural, en Reino Unido, están dominadas por aristócratas y empresarios acaudalados.

Sir John Tusa, ex ejecutivo de la BBC, ha escrito una guía basada en su amplia experiencia con intelectuales y celebridades británcios. "On Board: The Insider's Guide to Surviving Life in the Boardroom" (2020), es un manual útil para cualquier director. Tusa precisa que no se trata únicamente de boletos gratis y fastuosas cenas: "No hay diferencia entre un directorio corporativo o artístico. Integrar uno, ni qué decir presidirlo, es una de las actividades más exigentes , complejas y agotadoras en el mundo de la vida pública".

El libro también brinda una mirada desde adentro de las batallas políticas que se libraron en torno al futuro de venerables instituciones como el Museo Británico, la Ópera Nacional de Inglaterra y la Galería Nacional de Retratos. Las juntas culturales enfrentan una constante tensión entre la necesidad de obtener financiamiento gubernamental y las ambiciones artísticas de sus ejecutivos, un dilema que se hace más peliagudo ante la necesidad de reparar edificios ruinosos o anticuados.

Tal fue la tradicional naturaleza de estas instituciones en los años en que Tusa operaba, que el libro es evocador del periodo entre guerras.

Fue invitado a la junta del Museo Británico durante un almuerzo en el Garrick, un club de caballeros fundado en 1831, y descubrió que las reuniones de la junta se realizaban los sábados por la mañana porque en el pasado lo había solicitado un antiguo arzobispo de Canterbury, que era miembro, a fin de disponer de tiempo en la tarde para redactar su sermón dominical.

Quizás esa añeja atmósfera, que ha cambiado con el arribo de un rango más amplio de directores, provocó algunas de las dificultades descritas por Tusa. Demasiadas designaciones fueron hechas con apresuramiento, señala, dejando de lado la regla número uno: "Si no puedes ver el candidato apropiado en frente tuyo, no lo designes".

Un problema frecuente que él afrontaba fue la tensión entre el presidente de la junta y el CEO, de modo que sugiere que las discusiones entre ambos sean parte del proceso de designación, para asegurarse que exista compatibilidad. Y cuando ocupen sus respectivos cargos, deben proponerse...

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