Bolsonaro: golpe populista en las redes

Por Director de la carrera de Comunicación de la Universidad Científica del Sur

Al término del conteo de votos con el que se declaró ganador a Jair Bolsonaro y, por tanto, virtual presidente de Brasil, los analistas en los grandes medios se vuelven a preguntar ?como tantas veces en los últimos dos años? por la naturaleza de las crecientes preferencias por los políticos autoritarios y flamígeros en el momento, y si el rol de las redes de relacionamiento social como Facebook, Twitter o WhatsApp determina estas preferencias.Al respecto, la respuesta puede ser ?sí?, pero no por los motivos que esgrimen los especialistas más apurados.Trump en Estados Unidos o el ?brexit? en el Reino Unido se señalan como los antecedentes inmediatos. Luego, éxitos como el del eurófobo Viktor Órban en Hungría, o el violentista Rodrigo Duterte en Filipinas ?el de la confesión: ?Mi único pecado es hacer ejecuciones extrajudiciales?? evidencian que los populismos de extrema derecha: racistas, homófobos, antiinmigracionistas son una atractiva realidad patente, y se acusa a las redes digitales de ser la que transmite su ?sex-appeal?. El triunfo de Bolsonaro sería, pues, la última expresión de una nueva forma de real politik: operaciones mediáticas que, utilizando propaganda posverídica ?calumnias y diatribas con apariencia de verdad?, encantan al ciudadano desavisado. ?Fohla de Sao Paulo? alertó, por ejemplo, que un grupo de empresarios habría estado comprando ?paquetes de disparos en masa de mensajes contra el Partido de los Trabajadores, vía WhatsApp?, antes de la elección, apoyando a Bolsonaro. El fantasma de la teoría de ?la bala de plata?, también conocida como ?la aguja hipodérmica?, aparece nuevamente aquí como hace un siglo cuando emergió la prensa de masas, de la mano de Hearst y otros ?media moguls?. Es decir, los medios como lavadores de cerebros de ciudadanos pasivos, quienes, robotizados, operarían obedientes de acuerdo a publicitarios estímulos condicionantes.Cuando Trump fue elegido se esgrimieron argumentos similares. El sociólogo Paulo Gerbaudo los recopila críticamente: una primera andanada de explicaciones sostenía que el estilo incendiario de los tuits del ahora presidente era el que convencía a sus votantes. Sus mensajes cargados de fuerte función emocional: ?¡muy triste!?, ?¡qué mal!?, ?lo vamos a arreglar?, serían los responsables...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR