¿Si todo va bien por qué algo va mal?

Por Juan Paredes Castro

Ollanta Humala tiene un entorno muy cercano que logró la gracia de la elección parlamentaria (nacional o andina) y por eso mismo ya no parece importarle la suerte del candidato.

A este entorno pertenecen, entre otros, Daniel Abugattas, Fredy Otárola y Alberto Adrianzén, que sin duda han quemado cerebro y neuronas durante la primera vuelta, con un saldo positivo para un Humala que no pensaba pasar a la segunda y para ellos mismos, que tampoco abrigaban la esperanza de insertarse o reinsertarse en el generoso presupuesto legislativo.

A diferencia de Javier Diez Canseco, también electo por Gana Perú y con votos reivindicativos respecto de su último pasado electoral, y que no gusta pasar por acólito de Humala ni disfrazar debilidades propias o ajenas, Abugattas, Otárola y Adrianzén se han convertido en malos defensores del humalismo en la segunda vuelta electoral, a causa de un simple detalle: ocultarle la verdad al amigo Ollanta y dejarlo cometer demasiados errores, a menos de dos semanas de las elecciones.

Si en algún momento de la primera vuelta ellos fueron para Humala algo más que sus tres mosqueteros, ahora, en el partidor de la nueva hoja de ruta, él es consciente de que le hacen falta, más que espadachines de vocación urbana o andina, estrategas...

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