Un balance con cuentas pendientes

Por Jorge Ruiz de Somocurcio. Arquitecto y urbanistaAcaba el año y empiezan los balances. Lo bueno, lo malo y lo feo. Se inicia la época de lluvias y huaicos. Volverá a repetirse la historia de poblaciones arrasadas por ocupar suelos inadecuados en las rutas de los huaicos. Se hará evidente, una vez más, la paradoja de una ciudad privilegiada frente al mar, pero con playas permanentemente contaminadas.Un año más en el cual el territorio de la capital, ese recurso no renovable, continúa un proceso de depredación y contaminación y que, como punta de iceberg, se ha puesto en evidencia en los últimos días.La minería ilegal ya llegó a las serranías de Lima (?Perú21?, 15/12/13) con su comparsa de cianuro, mercurio y muerte. Dependerá de las lluvias arrastrar los desechos y relaves al río Rímac, donde ahora ya no existe ningún vestigio de vida. Las cuencas del Rímac, Chillón y Lurín permanecen amenazadas sin salida a la vista.En la costa de Lima, finalmente, no ocurrió nada especial en esta gestión municipal, más allá de unos cuantos puentes y escaleras. Las buenas intenciones, como recuperar La Herradura o extender la Costa Verde hacia el sur, acabaron en fracasos por un error de concepto. Primero hay que resolver el ecosistema marino de borde y después pisar tierra firme y no al revés.Hasta aquí la sierra y la costa de Lima terminan el año sin pena ni gloria. Los grandes recursos de la metrópoli no ofrecen motivo de orgullo a los limeños. ¿Y qué pasa en la ciudad consolidada? Se anuncia un descenso del ?boom? inmobiliario (*El Comercio* , 16/12/13) en un 5% al finalizar el año. ¿Las causas? Falta de suelo y la lentitud de los trámites municipales. Los agentes inversionistas no ven más salidas que el...

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