Que baje Dios y lo explique

Por Patricia del Río

una de las estrategias más ridículas de nuestra clase política es intentar pasar hechos por opiniones. La vienen aplicando hace años y su expresión más patética la tuvimos esta semana con la gravísima denuncia presentada por el exministro del Interior Mariano González, según la que el presidente Pedro Castillo lo echó para entorpecer las investigaciones que lo involucran.Vayamos a los hechos: Mariano González fue nombrado ministro del Interior, luego de que por aquella cartera hubieran pasado seis personas antes que él. En ese tiempo se tuvo que encargar de una huelga de transportistas y de la defensa del presidente ante el Congreso, después de que se le acusara de perseguir y amedrentar a Zamir Villaverde. Digamos que ocioso no estuvo.Entre sus objetivos estaba capturar a la prole escapista del presidente. Por eso, al llegar hizo cambios importantes en la Policía Nacional que incomodaron al Ejecutivo. Cuando accedió al pedido de la fiscal Marita Barreto de conformar un equipo especial de la policía que se encargara de la investigación y captura de los corruptos, se armó el tole tole, y vía un tuit del mandatario lo mandaron a su casa.Mariano González se puede haber pasado de figureti, lengua larga e ingenuamente se puede haber creído que sería el héroe de la democracia. Peeeeero (así, con e larguísima), los hechos están ahí para quien quiera verlos. Tenemos un presidente que no ha querido allanarse a la justicia y tiene cinco investigaciones abiertas. Ese presidente bota al ministro que horas antes ha reforzado a un equipo que investigará los casos en los que está presuntamente involucrado. Lo manda a casa a los 15 días...

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