La avaricia política del presidente Vizcarra

Por Periodista y antropólogo

El Comercio no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.Es casi un milagro de la democracia peruana que el presidente Vizcarra haya alcanzado los niveles de aprobación que ha conseguido. No solo eso: ahora ni siquiera tiene oposición, ni en el Congreso ni en la fiscalía, a cualesquiera fueran sus planes. Tiene el camino despejado. La pregunta es cuáles son esos planes, en qué va a invertir el enorme capital político acumulado.Lo que estamos viendo hasta ahora es que no lo va a invertir en nada, en ninguna decisión de riesgo. Temeroso de que la fortuna que ha alcanzado se le escape de las manos tan rápido como llegó, solo corre las olas de la opinión pública. Mantener la popularidad es su norte. Lanzó la reforma laboral en CADE y apenas la CGTP gruñó, la retiró (y la Política Nacional de Competitividad, aprobada el 31 de diciembre, la diluyó por completo). El viernes pasado se le comunicó a Southern que la licencia de construcción para Tía María no va por el momento.Avanzaremos, si las cosas se hacen bien, en reformas institucionales, pero también necesitamos reformas de productividad y formalización de la economía. De lo contrario la pobreza seguirá aumentando y quedaremos atrapados en la marginalidad global.Hay un elemento adicional que vuelve incomprensible la avaricia política del presidente, su extremada aversión al riesgo. Jorge Morelli ha hecho notar que si realmente Vizcarra no va ir a la reelección, no hay razón para que no emprenda las grandes reformas económicas y sociales. Por lo demás, si lo hace bien, ni siquiera debería temer una cierta caída en su popularidad. La lucha contra la corrupción, bien explotada, le seguirá dando réditos.Teme a la...

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