Avanza Peru, gol de Brasil: una entrevista a Enrique Amayo.

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CargoVECINO DESCONOCIDO

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En el Perú tenemos la idea de que el Brasil es un país con pretensiones de potencia en el siglo XXI. ¿Cuáles son sus posibilidades, cuáles sus limitaciones y qué rol juega el Brasil en América del Sur?

La posibilidad del Brasil como potencia no es cosa nueva. Existen textos clásicos como uno escrito, si la memoria no me falla, por Stefan Zweig a fines de la década de 1930, titulado Brasil, país del futuro. Cuando lo escribió, el autor pensaba que el Brasil tenía condiciones para transformarse en un país poderoso rápidamente, pero eso no pasó. Se hizo evidente lo que fue sintetizado en la frase "un gigante con pies de barro". Y esos pies de barro estaban constituidos por muchos problemas internos. Brasil fue y es un país que tiene graves desigualdades sociales. A nivel del Índice de Desarrollo Humano (IDH), el Brasil está en el ranking de los medios como el Perú. En cuanto a los niveles de ingresos, el Brasil tiene una de las distribuciones más injustas del mundo. Se encuentra entre los países que más concentra ingresos en grupos extremamente pequeños. En América Latina es el más injusto y, a nivel mundial, está entre los diez peores concentrando ingresos. Según Fortune, el Brasil tiene trece billonarios (más de mil millones de dólares), lo que representa el mayor número de los que tienen más de mil millones en América Latina. Al mismo tiempo, las diferencias sociales y regionales son intensas, muy agudas.

El ex presidente Fernando Henrique Cardoso dice que el problema del Brasil no es de riqueza ni de desarrollo, sino el de ser un país injusto.

¿Esta sería una limitación estructural? Pensemos en México, otro país importante de la región con una diferencia socioeconómica muy marcada.

La del Brasil es peor que la de México. Frente a mis ojos está el IDH, y mientras México sí forma parte de aquellos países que pueden considerarse en un nivel alto de desarrollo, el Brasil está en un nivel medio. México, a pesar de tener al hombre más rico del mundo, tiene diferencias extremas pero menores que las del Brasil. El hecho de que el Brasil sea el país más injusto de América Latina ayuda a explicar algunas cosas desafortunadas de lugares tan importantes como el bellísimo Río de Janeiro (como Machu Picchu, una de las siete nuevas maravillas del mundo). En Río, el desempleo y los salarios bajos obligan a muchos pobladores a transformarse en miembros de ejércitos de bandidos, por ejemplo las Brigadas Vermelhas, que controlan el tráfico de drogas desde los morros donde están las favelas. Este es uno de los grupos organizados paramilitarmente de bandidos y traficantes de drogas. Se dan el lujo de establecer en algunas partes de la ciudad toques de queda, tienen armas de fuego poderosas, tanto que alguna vez derribaron un helicóptero. Hasta intentaron que el vicepresidente de la república, José de Alencar, pagara rescate diciéndole por teléfono que habían raptado a su hija. Son casi un gobierno paralelo.

Durante mucho tiempo los socialistas pensamos que una parte de la conquista del poder se haría construyendo gobiernos paralelos. Cuando yo era joven y militante de grupos de izquierda en el Perú, soñábamos con gobiernos paralelos para arrebatarle a la burguesía parte del poder, pero lo trágico es que los únicos que parecen tener éxito en ese camino son los movimientos de bandidos.

¿Se podría hablar de varios Brasiles? Uno más desarrollado, moderno, y otro pobre, que es la imagen tradicional. ¿Qué dimensión tiene ese Brasil rico en la sociedad brasileña?

Hoy existe mucha riqueza y mucha pobreza. Pero no, como se afirmaba en la sociología de los años sesenta, dos mundos que coexisten de forma paralela. Todo está interpenetrado con grandes dosis de injusticia. Hablemos primero de Sao Paulo, de lo que significan el estado y la ciudad, ya que se llaman igual. El...

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