Avances y retrocesos de la gestion ambiental.
| Autor | Gamboa, César |
| Cargo | PODER Y SOCIEDAD |
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Transcurridos dos años del gobierno de Ollanta Humala, es posible apreciar varios cambios en la gestión ambiental y social de las inversiones. La disyuntiva de si estamos ante un continuismo o un cambio radical en lo que respecta a ir a los temas de fondo parece ya haberse definido por la primera opción, no sin antes plantearse tensiones permanentes y campos de lucha, metro a metro, en materias como el ordenamiento territorial, las áreas protegidas y los hidrocarburos, la minería ilegal, (1) la fiscalización y la contaminación ambiental, entre otros. Lo cierto es que en la actual gestión gubernamental se percibe una mayor preocupación por el impacto social de las inversiones extractivas, energéticas o de infraestructura que en las precedentes.
Hay un cambio de conducta que deja un margen de negociación con diversos actores por la mejora de sus intereses y asegurar sus expectativas en la gestión de los recursos naturales. Sin embargo, debemos reconocer que estamos en una pugna de visiones e intereses. Y el contexto justificará más cambios, avances y retrocesos.
Así, si analizamos solo los decretos supremos 054-2013-PCM y 060-2013-PCM, recientemente publicados, tratar de justificar que son la solución a la crisis económica (al reducir el trámite con una aprobación "fast track" del estudio de impacto ambiental--EIA tendríamos rápidamente esas inversiones y sus beneficios), con el consiguiente debilitamiento del filtro de la evaluación del EIA, no hace más que traer dudas sobre si se tiene claro cuáles son los problemas de fondo para atraer inversiones y si estamos interesados en resolverlos.
CONTINUACIÓN DEL MODELO PRIMARIO EXPORTADOR: DEL GUANO AL ORO
En julio pasado tuvimos la oportunidad de participar en una reunión en la que el economista peruano Óscar Ugarteche hizo algunas reflexiones sobre los problemas de la economía global y los signos de una recesión de los mercados. Lo que se pinta es sombrío: cada vez somos menos eficientes en nuestra forma de vivir y la naturaleza, así como la desigualdad, nos muestran que la idea de "progreso" es debatible. Como no se avizora una revolución industrial o tecnológica para cambiar nuestra matriz energética y nuestro patrón de consumo, la peor suerte la llevarán los países primario-exportadores.
La concentración del ingreso por parte de Estados Unidos de Norteamérica tiene una serie de consecuencias (elevación de la tasa de interés, caída de los precios de los minerales, desaceleración de las economías, menor gasto público, etc.) que impactarán en la economía peruana y en su política pública. Lamentablemente, el Perú no está preparado para tales cambios (no diversificó su economía dependiente de la extracción de minerales) y le toca enfrentar un futuro complicado si no logra sobrevivir a la dependencia del "guano moderno".
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Frente a ello, el gobierno se ha propuesto aplicar una serie de medidas que no atacan el problema de fondo (diversificar la economía), sino, más bien, buscan que el país "sea atractivo" a la inversión extranjera directa mediante la reducción de costos (ambientales, sociales, laborales) a la ya fuerte inversión y dándole la tan ansiada "confianza" que requiere para seguir invirtiendo. El hecho es que con una campaña mediática (2) se ha conseguido dar confianza con el discurso dogmático de que el mercado lo puede todo y que somos capaces de enfrentar lo que se viene.
Sin embargo, el trasladar el costo ambiental y social del inversionista al funcionario (responsabilidad administrativa por cualquier demora en la evaluación ambiental); al patrimonio cultural y arqueológico (silencio positivo administrativo para los certificados de inexistencia de restos arqueológicos); y finalmente a la naturaleza (generando incertidumbre si realmente se reducen los impactos ambientales y sociales), no necesariamente asegurará las inversiones porque estas medidas, junto con otras (mayor flexibilización laboral en los sectores...
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