¿Autoridad pintada en la pared?

Por Juan Paredes Castro

Los conatos sociales de los últimos días llevan a preguntarnos sobre quién finalmente tiene la sartén por el mango en las regiones.

Hay regiones que arbitrariamente mandan de arriba a abajo y de cabo a rabo y otras que conciben su ejercicio de poder en el contexto de otro que está por encima (el Gobierno Central) y cuya responsabilidad por asegurar la paz y la estabilidad nacionales no ofrece ninguna duda.

Veamos cómo cuadran las fichas a uno y otro lado del tablero.

Para comenzar, el poder de un gobierno regional termina donde comienza el del Gobierno Central.

Estamos distinguiendo así una jerarquía de gobierno unitario que no proviene del tumulto social sino de las fuentes mismas de la ley y la Constitución.

Quien crea lo contrario que sepa de una vez que el Perú no es una república federal y que aquí no hay lugar para proyectos separatistas.

Un gobierno regional es autónomo para determinar los parámetros de desarrollo de su circunscripción y la administración de sus recursos económicos y financieros, pero no puede desconocer al Gobierno Central como interlocutor válido y como autoridad suprema indiscutible. Y peor aun: no puede volverse contra este, proponiéndole la violencia como alternativa.

Una cosa es la autonomía que cada región tiene para planear y ejecutar su...

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