El australiano milagroso

Por Ricardo Montoya. Columnista

"Tal vez algún día…”. Era el anhelo joven de Adam Scott, campeón del Masters 2013. La tarde se arrimaba a la noche y en el Augusta Golf Club la luz difuminada le confería mayor adrenalina al desempate. Como en el 2009, siendo leal a sus formas Ángel Cabrera, confiado y sigiloso, quería sorprender a todos y, de paso, convertirse en el primer ‘abuelo’ en ganar en Georgia. Solo el último escollo, el australiano Adam Scott, lo separó de "la chaqueta verde” que con tanta elegancia se había enfundado en el 2009. El de Adelaida, un muchachón de 32 años, jugó espléndidamente e hizo tantos méritos como Ángel para consagrarse y terminar, de una buena vez, con esa funesta historia de la que no pudieron escapar, en su momento, ni Appleby ni el excepcional tiburón blanco Greg Norman. Ese conjuro hiriente que daba cuenta de que ningún golfista australiano había podido ganar nunca en estos campos.

Así lo soñó Scott: "Tal vez algún día…”. Y finalmente ese día llegó. De la manera más dramática posible: un mano a mano con Cabrera, un maduro competidor campeón en Augusta tres años antes. El ‘Pato’, que ganó su apodo por su forma de andar, es un hombre de familia que vive lejos de la opulencia y que, por el contrario, ajeno a los links de un deporte elitista, desnuda una timidez sorprendente, pero agradable.

En el emocionante...

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