Atropelladora Sunat

Por Mariella Balbi. Periodista

La Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat) está publicando sus logros en la recaudación obtenida.

Según los entendidos, no es algo espectacular y se sigue apuntando (martirizando diría yo) a los formales. A quienes pagamos puntualmente nuestros impuestos, por convicción y deseo de que nuestro país progrese en infraestructura, en salud, en educación, en seguridad. Pese a que vemos que no se ejecutan los presupuestos con la debida eficiencia, seguimos pensando que contribuir es un deber ineludible.

Sin embargo, son muchos los casos que escuchan estos oídos atentos. Todos son sobre atropellos de la Sunat.

En la mayoría de casos esta ?mete la mano? en diversas cuentas bancarias gracias a una abusiva ley, embarga velozmente y siempre es una desagradable sorpresa para el tonto contribuyente.

La gente en cuestión no es pícara, evasora, ni mucho menos. Este mal trato de la Sunat hará pronto que su imagen se desfonde, si no lo ha hecho ya, y que los ciudadanos de buena fe la veamos con desconfianza y repudio.

El caso que relato brevemente, siendo personal, es universal a la vez.

Me embargaron 1.300 soles. Visito la oficina de la avenida Benavides, donde hay un efecto Venturi (corriente de aire) que manda a la neumonía a cualquiera. La puerta está abierta (un metro de ancho), ¡por seguridad! Saque usted su ?papeluchi?. Espere su tiempo y hable con una señorita (amable para qué) que le dice que no sabe cuál es la falta, que no puede decir la dirección de fiscalización porque esta no atiende al público. Ni el Papa, quien recibe en el Vaticano a...

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