Asesino exquisito

Por Raúl Tola. Columnista

Con su triunfo en Wimbledon, Roger Federer ha conseguido transponer la frontera que separa la vida de la muerte. Es difícil añadir algo nuevo al cúmulo de sus virtudes dentro y fuera de la cancha, que han sido de sobra reseñadas por los medios de comunicación del mundo. Precisión, plasticidad y coordinación perfectas; manejo intuitivo de la estrategia y capacidad para improvisar y resolver sobre la marcha los constantes problemas planteados por sus contrincantes; creatividad y temple.

Federer ha sabido ser todo esto por tanto tiempo que parece un personaje de ficción. Volver al primer lugar de la ATP convertido en un veterano, más de dos años después de...

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