Los artífices del arte en la piel

Por Pierina Pighi Bel

No solo tatúan. Cada uno también es especialista de la técnica que practica. Dominar estilos tan personales y lenguajes tan suyos los convierte, sobre todo, en artistas.

Marca realidadHacer ?dreadlocks? en la piel fue más difícil que en una cabellera de verdad cuando Javier Campos, Jade, quiso tatuar un retrato de Bob Marley. Pero aprendió a seccionar las imágenes, captar sus detalles y tatuar copias idénticas de mascotas, familiares y famosos, desde Jack Nicholson hasta Tongo. Para Jade, tatuador de Arte Sagrado (Miraflores), el realismo no solo consiste en copiar sino también en interpretar. ?Lo más difícil es trasladar la expresión del rostro a la piel?. El artista sigue su intuición: sabe cómo comienza el retrato, pero no cómo llega al fin. Ha participado en varias convenciones de tatuadores en Sudamérica. Ganó cinco premios en la última convención internacional del Perú y este año quiere ir a Brasil para perfeccionarse.

Demonios y dragonesLa piel de naranja fue para Abel Zamora una bendición. Aprendió a tatuar en esta cubierta aplicando la iconografía andina hallada en momias peruanas. Ahora se dedica al puntillismo y al diseño de tatuajes geométricos en negro: olas enroscadas a punto de llegar a la orilla; la chasca, o estrella de los incas, y ojos de dios. A veces Zamora se desvela pensando en sus diseños. Pero más que la noche, quiere toda la vida para hacerlos. Aún le parece difícil acertar en la secuencia de los puntos. Así que practica siempre, como un deportista en entrenamiento, en su estudio de Cusco o en Taboo Tattoos (Independencia). ?Con la máquina que uso ?una varita de madera y unas agujas atadas en un extremo? siento cuando se llega a la dermis, que es donde debe quedar la tinta?, explica. Luego no hay vuelta atrás. Ni cirugía láser que corrija el error. La piel debe respetarse, sin dejar cicatrices ajenas al grabado: ?La tinta es la única marca que deja un buen tatuador?.

Demonios y dragonesEstudiar mecánica solo le sirvió para armar, con conocimiento de causa, sus máquinas de tatuar. El impacto de este oficio en Iván de Loayza fue más fuerte que cualquier título o motor. ?Es increíble dejar una huella en una persona y que luego la lleve por el mundo?, explica el dueño del estudio Taboo Tattoos, que luce un par de piercings para parecer más tatuador.

Siempre le llamó la atención la sobriedad de los diseños orientales y sus líneas acentuadas. La tabla de colores ?negro, marrón, rojo y amarillo? se...

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