La armonía entre piedra y mujer

Por Catherine ContrerasLa piedra es qari, y Lika es warmi. Lo masculino y lo femenino, fuerza y debilidad. Dos opuestos que deben dialogar para encontrar la armonía que la naturaleza exige, en un proceso que no resulta sencillo, y por tanto toma su tiempo. Lo sabe bien Lika Mutal, que al cabo de cinco años de cuestionamientos, búsquedas y experiencias salpicadas de escepticismo y sanación, alcanzó un entendimiento profundo con aquella materia que trabaja desde hace casi 45 años. Un resultado que está dispuesta a explicar a través de ?El espejo de piedra?, título que da a la exposición que inaugurará el miércoles 7 en la sala principal del Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de Barranco.?Kuntur rumi? (piedra cóndor) es la pieza central en esta muestra individual que reúne 14 esculturas y que devuelve a la artista de origen holandés al circuito de exhibiciones local ?su última exposición personal fue en Lucía de la Puente, el 2008?. Esta roca de granito de siete toneladas de peso, curiosamente, no ha sido intervenida por la escultora. La pieza será exhibida al natural, porque desde esta esencia se convirtió en protagonista de un aprendizaje.?La piedra me va a enseñar?, nos confesó la artista cuando le preguntamos por qué pasó de la imposición a un proceso de diálogo, envuelto en rituales que, en su caso, conectan también con saberes ancestrales.ENCUENTRO DE DOS MUNDOSTodo empezó a mediados del 2010. A más de 400 kilómetros al norte de Lima, en un paraje desértico, Lika Mutal halló la piedra. Bella, magnética, colosal. Imposible de trasladar a la ciudad, según sus primeros cálculos. Por ello simplemente decidió hacer un pago a la tierra, tal como le enseñó don Martín, altomisayoq (maestro de la espiritualidad andina) de la comunidad q?ero.Pero al cabo del ritual, una serie de coincidencias la animaron a cambiar de opinión. Una lagartija que llamó su atención saltando sobre la piedra, que se esfumó y luego reapareció junto al auto, como quien increpa: ?¿Te vas sin la piedra??. Y al final la inimaginable aparición de un cargador frontal por la carretera. Lika llevó la piedra a su taller en Villa El Salvador. Y allí se percató: la roca tenía rostro de muerte, de calavera. Le dio miedo y la dejó. Dos años más tarde, tres personas marcan en esta relación artista-piedra un nuevo capítulo: una budista ?realizada? y un maestro vidente llegaron de la India y encontraron que aquella piedra era más bien un cóndor; el tercer ?enviado? le recordó que en los...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR